El campus LEGO es de vidrio, aluminio y piedra

En Dinamarca, el Campus de la empresa LEGO, ha sido realizado empleando aluminio, piedra y vidrio, a partir de una idea del estudio C.F. Møller Architects. Se trata de una composición de volúmenes que recuerda a los famosos bloquecitos componibles de plástico.
El Campus LEGO se encuentra en Billund, Dinamarca, un edificio que será terminado en 2021 y que, además de las oficinas, está destinado a albergar un área central denominada People House. Esta área contará con un grande auditorio, un gimnasio, un taller de trabajo, una cafetería y alojamientos para los empleados.
El edificio está compuesto por una base de piedra fragmentada en láminas delgadas que asemejan a un milhojas, al mismo tiempo frágil y sólida, y sobre ésta se eleva un volumen de vidrio y acero. Este volumen, con sus amplias ventanas cuadradas enmarcadas con perfiles de acero en saliente y de un color diferente del de la estructura, amplifica la idea de que se trata de los icónicos bloquecitos de plástico que produce la compañía LEGO, pero en escala. Además, estas aperturas están intercaladas por aquí y por allá con metopas de cemento cara a vista lisas, reproducciones perfectas del clásico bloquecito armable con el logotipo impreso en los cilindros de los encajes. Una decisión estilística proyectual que hace que todo el edificio luzca como una construcción de juguete gigante. Por encima de estos dos volúmenes está colocado otro prisma destinado a las oficinas, revestido de aluminio color amarillo, que reproduce una vez más, icónicamente, los elementos distintivos de esta marca danesa.
Pero no hay que dejarse engañar por su aspecto jocoso, puesto que la torre de los estacionamientos está cubierta por 4150 paneles solares capaces de producir 1 millón de Kwh/año, equivalentes a la mitad de los requerimientos propios. Por otra parte, con el objeto de ahorrar 650tonneladas de emisiones de CO2, para realizar las paredes internas de los ambientes se han seleccionado sistemas prefabricados de fibra de yeso. De hecho, puesto que son muy resistentes, para su colocación no se requiere de bastidores metálicos, por lo tanto, el ahorro consiguiente puede cuantificarse en unas 22 toneladas de acero.


Fabrizio Orsini

Photo Adam Mørk