
El proyecto del Teatro de la Ópera y Ballet tiene su origen en un concurso de 2008 y al estar ubicado frente al mar, debía establecer con éste un diálogo sin exasperar la distancia desde el agua y sobre todo integrándose con el resto del territorio. La elección de modelar los planos de tránsito entre los distintos niveles según directrices lineales, transformando el edificio en una continuación del territorio, fue de lo más acertada, aunque el cliente quería una obra de arquitectura monumental que comunicara la importancia del fin para el que se construía. La danza es un arte que no cuenta con una larga tradición en Noruega, por lo que se pretendía impulsarlo con una obra de arquitectura importante. Por eso, el trazado lineal que conecta el plano de la plaza, frente al mar, con el plano superior, que muestra el interior del edificio, es una idea genial ya que para el cliente la monumentalidad debía expresarse mediante conceptos de solidaridad, propiedad compartida, acceso fácil y abierto a todos. La clásica monumentalidad vertical se ha sustituido con una más horizontal que permite que todos puedan acceder desde el exterior a partes del edificio a las que habitualmente no se puede entrar, como el tejado o el foyer.
El mármol blanco de Carrara, denominado “La fachada”, se conjuga con el granito sueco “Ice Green” al que llegan las ondas del agua, mientras que las partes acristaladas muestran el interior, donde los artistas se preparan para exhibir su arte. Es una forma de estimular el interés de quienes se acercan con la curiosidad de averiguar lo que pasa dentro del edificio.
Desde el punto de vista estructural hay que mencionar que el teatro se apoya sobre un banco de roca, mientras que los terraplenes adyacentes presentaban el problema de la diferencia de nivel generada por el asentamiento, por lo tanto la superposición de capas de tierra y gravilla, y el correcto arbolado resolvieron el problema. Además se ha limitado el tráfico en la zona a los vehículos pesados, permitiendo solo los más ligeros. El teatro tiene una forma curvilínea que resulta excelente para la acústica, y la madera típica del lugar es sin duda gran protagonista en el interior.
Fabrizio Orsini
Architect: Snøhetta
Landscape: Bjørvika Infrastructure
City: Oslo