
Una relación en directo intercambio con la vivienda, cuyo pabellón en forma de L con muchas ventanas amplias parece querer estrechar al patio en un abrazo. Una relación que es de proximidad con el garaje para los coches, mientras que es una relación negada con el taller cuya zona principal, la reservada al artista, se cierra completamente hacia el patio, prefiriendo abrirse hacia el lado norte, hacia el bosquecillo de coníferas, y hacia el lado este, en dirección de los campos infinitos.
En este pueblecito en el centro de Finlandia, cuya densidad de población no supera los 10 habitantes por kilómetro cuadrado, la casa Riihi satisface plenamente las exigencias de especio, perspectiva y relación con la naturaleza de una familia compuesta por un padre empresario, una madre artista y dos niños. La austeridad de los espacios interiores, completamente revestidos con abeto rojo, donde los dormitorios son esenciales, es una declaración de opiniones: la casa es un lugar en el que resguardarse de la naturaleza, pero es a la vez un lugar desde el que contemplarla. La naturaleza irrumpe de forma potente en el taller de la madre por la fachada este acristalada a doble altura. Allí el revestimiento de madera está pintado de blanco para aumentar la luminosidad en el interior. El ritmo alternado de llenos y vacíos en las paredes del perímetro refleja una controversia del proyecto, que sopesa la necesidad de protección ante el clima rígido y el deseo de derribar dichas barreras para disfrutar de una relación visual más intensa entre interior y exterior.
La planta de los espacios internos resulta ligeramente entrante respecto al perímetro exterior, lo que ha dado lugar para la realización de tres pórticos, dos que dan al patio y otro hacia el exterior, que se puedan utilizar como lugar de mediación con el paisaje.
Todos los pabellones cuentan con una sola planta y a doble altura, confirmando así también el modelo del pajar, del riihi, en dos niveles. Solo en la vivienda hay una escalera que sube el nivel superior, donde un puente conduce a una amplia cristalera que da hacia el sur. Da la sensación de que se propusiera como ojo de la casa, un punto de vista más elevado que puede alcanzar a ver más lejos. Al terminar de subir la escalera nos encontramos únicamente con la presencia del paisaje exterior, enmarcado por la gran abertura y con las paredes de madera. Es un espacio para el que no se ha definido ninguna función, pero en el que no se excluye ninguna actividad: leer, jugar, tumbarse a charlar. Este espacio también es un camino de luz, que entra a raudales iluminando el amplio salón abajo.
Pensada para que se integre con la historia del lugar, esta casa será totalmente reciclable cuando termine su ciclo de vida: todas las piezas metálicas son de aluminio, mientras que las estructurales son de madera o papel. La casa es autosuficiente desde el punto de vista hídrico, eléctrico y de la calefacción. Y bajo su aspecto formal, el revestimiento con finas tablas de madera, la cobertura de aluminio y el basamento que la eleva del terreno aunque solo sea unos pocos centímetros, es suficiente para dar una ligereza a su presencia que le infunde un toque de algo temporal.
Mara Corradi
Architects: OOPEAA Office for Peripheral Architecture
Architect in charge: Anssi Lassila
Project architect: Jussi-Pekka Vesala
Design team: Iida Hedberg, Hanna-Kaarina Heikkilä, Tommi Heinonen, Juha Pakkala
Location: Alajärvi, Finland
Client: private
Commission: direct commission
Year: 2010-2014 (completion)
Site area: aprox 6000 sqm
Size: 239 sqm (house) + 110 sqm (garage) + 100 sqm (atelier)
photographs: © Jussi Tiainen
www.oopeaa.com
Honourable mention in the Wood Prize 2014
Nominated project for the European Union Prize for Contemporary Architecture – Mies van der Rohe Award 2015