13-01-2021

ONSTAGE: ENTREVISTA A CLÉMENT BLANCHET

Clement Blanchet,

París, Annecy,

Arquitectura y Cultura, Restaurantes,

Interviste,

El mitridatismo es la práctica de protección contra un veneno mediante la administración gradual de la sustancia tóxica. La inmunidad se adquiere con la administración repetida y progresivamente creciente de dicha sustancia. El proceso de creación exige quizás una especie de Mitridatismo Arquitectónico” —Clément Blanchet



<strong>ONSTAGE: ENTREVISTA A CLÉMENT BLANCHET</strong><br />

Me alegra ver que la oficina, aunque se llame Clément Blanchet Architecture (en aquella época, en 2014, no pude encontrar un nombre mejor), comienza a ser llamada CBA, que de alguna manera recuerda las tres primeras letras del abecedario pero al revés, como si fuese el comienzo de un enfoque, de una metodología”, Clément Blanchet.

Clément Blanchet, además de tener un estudio de arquitectura es profesor y dicta clases en diferentes universidades, es crítico, comprometido activamente en muchos eventos y congresos internacionales y recientemente ha sido nombrado consejero jefe para el área metropolitana de Annecy. Sencillez, claridad y unidad parecen ser los objetivos de sus trabajos, una arquitectura que germina a raíz de una evaluación compleja de múltiples interrelaciones y que llega a una real completación, únicamente tras dialogar con un conjunto de factores que constituyen la trama urbana circunstante. Un edificio no puede existir como un gesto aislado, éste debe extender sus ramificaciones y saber ofrecer alimento a la parte de la ciudad que le compete. Sus expresiones, muy livianas y transparentes, buscan continuamente la interacción. A pesar de ser sumamente contemporáneas implican una larga pausa de silencio, un proceso de profunda reflexión: el dilema consiste en conseguir una afirmación lo menos invasiva posible en el entorno existente. Las intervenciones no se limitan a la sostenibilidad dictada por la tecnología actual, más bien persiguen una sostenibilidad que satisfaga las aspiraciones del hombre y la sociedad.

Hay otro aspecto que distingue la audaz personalidad de este arquitecto, tanto contemporáneo como reflexivo. Durante esta pandemia, hemos sentido con fuerza, sobre todo al principio, la necesidad de romper e interrumpir el ritmo desenfrenado que domina nuestra cotidianidad. Clément sostiene esta necesidad desde hace tiempo y, a pesar de que es muy joven, se preocupa por comunicar a sus estudiantes que, cuando sean arquitectos, será fundamental que al diseñar mantengan una distancia crítica, que no se puede conseguir de otra forma sino permitiéndose la tranquilidad de observar y de digerir, para poder escuchar esa voz que con seguridad será más equilibrada y, definitivamente, más eficiente. Le gusta recurrir a la terminología médica puesto que considera que la arquitectura y la medicina coinciden en la necesidad de aplicar una cierta metodología. Existen analogías exactas, por ejemplo, cuando el médico nos recomienda esperar el lento proceso de la digestión y respetar el período de recuperación, concediéndonos el tiempo necesario para recobrar la salud y un perfecto estado.
Tiene ideas bien precisas, pero le gusta llegar a las conclusiones de una forma que definiría socrática, evitando las afirmaciones tajantes e involucrando a su interlocutor a través de dudas aparentes e interrogantes que lo conducen en la dirección que él desea. 

Hay una cuestión que le preocupa, que le gusta subrayar y de la cual habla siempre, el temor a la homologación. Vivimos en un siglo de megalomanía en el que los arquitectos, enfermos del síndrome de la originalidad, lamentablemente buscan intervenciones que despierten la curiosidad, que den de qué hablar y no atienden, como deberían, la ayuda que se debe brindar a la sociedad, que es una de las principales prioridades. Hay algunos proyectos de menor escala de los cuales no he hablado, aunque a Clément no le agrada identificar sus trabajos en base al tamaño de su superficie, porque considera que el empeño y dedicación que se pone en cualquier proyecto, ya sea pequeño o grande, debe ser el mismo. De hecho, sus pequeñas realizaciones reflejan cuidado y gran pasión, revelando enfoques y soluciones siempre diferentes y extremadamente innovadores.



Hay muchos restaurantes, una serie de Grillé, en las zonas menos pensadas de París, que enfrentan el reto de la unidad en la diversidad; interpretan con contemporaneidad un nuevo concepto de fast food, centrado en un plato turco tradicional, el ‘kebab’ y transmiten un mensaje, cada uno con una identidad y carácter propios en función del lugar de la ciudad en el que están ubicados. La experiencia culinaria concentra en sí misma el estilo arquitectónico, generando una cantidad de resultados formales cónsonos y reflejo del menú gastronómico. El mármol y latón, por ejemplo, celebran la solución orientada en los diferentes tiempos, pasado, presente y futuro, en el caso del The Chabanais, un restaurante situado en la lujosa Mount Street de Londres. Mármoles diferentes promueven experiencias de degustación diferentes, mientras que el latón, con su pátina de belleza refinada, contribuye con la particular y rebuscada atmósfera enalteciendo el momento culinario en su aspecto más sensual y hedonístico.

Una noticia reciente ha dado a CBA la posibilidad de inaugurar el nuevo año con ambiciosas y realmente optimistas perspectivas: ha ganado y se encargará de la reestructuración del famoso Estadio Bauer, en Saint-Ouen-sur-Seine, Francia. El proyecto, que ha ganado en colaboración con SCAU, prevé un amplio y complejo programa para este punto focal de intersección urbana y sede histórica de un mítico club de fútbol, uno de los más antiguos. Los 40.000 m² destinados a un uso mixto experimentarán la transformación del actual estadio, colindante con un parque comercial que contemplará actividades y espacios dedicados al deporte, a la moda y a restaurantes. Este conductor de encuentros y de vida colectiva funcionará los 365 días del año, recobrando la intensidad y la fuerza de la Fan Experience. Oficinas y restaurantes con amplias terrazas que se asoman al campo harán posible la participación de todos durante los encuentros y los eventos, prácticamente desde cualquier rincón. La intervención con toda seguridad no defraudará y, al satisfacer una aspiración colectiva, podrá donar nuevamente efervescencia a este emblemático foro deportivo y sobre todo social.

1—¿Por qué escogiste para tus inicios como practicante el estudio OMA de Rotterdam?

Influenciado por las enseñanzas de la Architectural Association de Londres, donde estudiaba, sentía admiración por Oswald Mathias Ungers y una de mis profesoras era Madelon Vriesendorp. Entonces descubrí algunos de los primeros proyectos de OMA. Yo estaba listo ... y, de forma quizás ingenua, envié mi portafolio a OMA deseoso de explorar lo desconocido.
Después de una larga entrevista recibí un correo en el que se me informaba que debía presentarme al día siguiente para comenzar como practicante. Debía durar 6 meses, y duró 10 años. Madelon y yo nos hicimos amigos, en ese entonces no sabía que estaba casada con Rem.

2—A los jóvenes seguramente les gustaría saber cómo fue esa experiencia, trabajando cada vez más de cerca con Rem Koolhaas.

Antes que nada, por supuesto, debemos que considerar el mito. Luego, rápidamente descubrí que OMA era un lugar que te ofrece la posibilidad de descubrir quién eres. Disfruté mucho el haber mantenido una relación estrecha y de respeto recíproco con Rem.
Posteriormente, tras consolidarse la confianza, algunos borradores, diseños o textos transmitidos mediante fax nos permitieron hacer progresos. El fax fue una herramienta maravillosa que nos ayudó a digerir la realidad que se había presentado con el primer impacto. Es como si hubiese recibido el texto original del mensaje.

3—De los proyectos que realizaste en ese período, ¿hay alguno en particular que te ha dado más satisfacciones y por qué? 

Buscando en la memoria los más de 40 proyectos que tuve bajo mi responsabilidad en OMA, me resulta difícil responder. Cada proyecto representa un camino, un conjunto de recuerdos, una forma de diseñar, de representar, de pensar. También se refiere a personas, relaciones y recreación.

Sin embargo, si intento responder a tu pregunta, pienso que quedé personalmente impactado por haber podido diseñar un puente sin efectivamente saber nada sobre las técnicas de infraestructuras. En mi pequeño "rincón" francés de OMA France, situado en una oficina compartida en París, después de los acostumbrados e innumerables intentos sobre cómo debería ser un puente, como último recurso opté simplemente por una banal plataforma urbana expuesta sobre el agua. Probablemente lo hice porque no lograba pensar en ninguna otra justificación para ese concepto. Nos disponíamos a presentar la propuesta en el concurso y recuerdo que le mandé un mensaje a Rem diciéndole que no estaba seguro porque creía que estábamos presentando un no-concepto.

Es fantástico pensar que mientras estaba desarrollando este concepto de un lugar en el que los servicios se habrían colocado sobre el Garona sin ningún "signo" distintivo de belleza, sin un gesto arquitectónico, habría podido concederme una reflexión y habríamos podido explorar muchos otros campos. Este puente, que más tarde fue llamado Simone Veil, se ha mantenido en su expresión más simple, menos técnica, menos lírica, es más, una solución estructural casi primitiva. El puente no ha sido concebido para ser un evento en la ciudad sino un lugar donde promover los eventos de la ciudad. Posteriormente habría podido pensar que diseñar un puente era posible.        


4—¿Los 10 años que trabajaste en OMA te han ayudado cuando decidiste crear tu propio estudio?

Deseaba promover de nuevo la espontaneidad y la experimentación. De alguna manera estaba necesitando un nuevo inicio. Cuando comencé en OMA éramos alrededor de 40 arquitectos y la familia podía reconocerse, pero cuando me fui, el estudio tenía más de 300 empleados. Sentía que la compañía era demasiado grande para mí. Dedicábamos más tiempo a resolver y a focalizarnos en los problemas de comunicación que a la arquitectura.

Después de haber dado durante cinco años y haber recibido durante otros cinco, había conseguido un buen equilibrio. Este proceso me ha ofrecido la posibilidad de descubrir quién era. OMA es una estructura que te permite descubrir y decidir quién eres, en quién quieres convertirte, cómo puedes evolucionar.

5— Sacando cuentas y analizando estos 6 años en los que has estado comprometido con esta nueva aventura en tu estudio, ¿cómo te ha ido? ¿Los resultados han sido mejores y peores de lo que esperabas? 

Me alegra mucho contribuir con el crecimiento de esta oficina, capaz de observar los casos franceses, así como examinar y trabajar en otros campos de la arquitectura en Europa, Asia, América. El Atelier está estructurado como un laboratorio, se expande y se contrae, descubre, observa, se hace preguntas. También me alegra ver que la oficina, aunque se llame Clément Blanchet Architecture (en aquella época, en 2014, no pude encontrar un nombre mejor), comienza a ser llamada CBA, que de alguna manera recuerda las tres primeras letras del abecedario, pero al revés CBA, como si fuese el comienzo de un enfoque, de una metodología.

He notado que la oficina también es significativa para otras profesiones: literatura, geografía, sociología, filosofía, economía. Pienso que de hecho es un observatorio de la arquitectura y sus confines. C B A está tratando de generar excelencia, libertad. Aceptamos los fallos como aprendizaje.


6—Durante nuestro podcast hemos hablado sobre lo difícil que es ganar, reafirmando una identidad propia, en una época dominada por la homologación. Pero tú has demostrado que no siempre es así, pues has logrado ganar muchos concursos. ¿Cómo explicas tú éxito?

Como arquitecto (si es que lo soy) creo que es preciso combatir contra la homologación, luchar por las nuevas formas y buscar metodologías que pongan en discusión la visión impuesta por la sociedad. Todo se refiere a la apariencia, en cambio, debería concentrarse en la esencia. Se trata de ser más fuertes e inmunes. Aprender significa fallar. Las competiciones logran acabar con las ideas, yo creo que la adversidad es una buena maestra. El mitridatismo es la práctica de protección contra un veneno mediante la administración gradual de la sustancia tóxica. La inmunidad se adquiere mediante la administración repetida y progresivamente creciente de dicha sustancia. El proceso de creación exige quizás una especie de Mitridatismo Arquitectónico. El entusiasmo y la perseverancia deben ser las primeras cualidades necesarias cuando se decide dedicarse a la arquitectura.

7— Construir, como tú sostienes, no es un acto sostenible en esencia, ¿cómo tratas tú de ser lo menos invasivo posible y lo más sostenible posible en un determinado entorno?

En un mundo invadido por los símbolos, los incentivos, los gadgets, las opciones, las historias, la arquitectura se convierte simplemente en una combinación plástica, global, consensual, tecnológica, dependiente. Me temo que la arquitectura trata de ser sostenible solamente confiando en las nuevas tecnologías. La tecnología es vista como el elixir de los retos de hoy día. Puesto que, de hecho, construir no es sostenible, deberíamos más bien preguntarnos hacia dónde dirigir el progreso moderno. ¿Cómo operar una intervención arquitectónica local? ¿Podemos hacer arquitectura sin los robots, sin pegamentos y pensar en soluciones pasivas? ¿Puede la arquitectura dejar de ser un “mártir” del progreso moderno y tecnológico?

8— ¿Cómo piensas que el mundo puede ser ayudado por los arquitectos en el futuro próximo?

El futuro próximo se ve impulsado hacia un determinado tipo de resistencia. Para generar simplemente progreso en 2020 deberíamos resistir contra y ante diferentes fenómenos: resistir contra la nostalgia, resistir contra la política, resistir contra las opciones, resistir contra lo establecido, resistir contra lo planificado, resistir ante la naturaleza, resistir ante la utopía, resistir ante el ego, resistir ante la belleza, resistir ante la tecnología, resistir ante la gráfica, resistir ante la velocidad, resistir ante los medios, resistir ante la publicidad.

La arquitectura debería generar un nuevo símbolo de resistencia, potencialmente la única opción posible para descubrir futuras fuentes de optimismo. En 2020, la arquitectura no debería estar siempre por encima de lo ordinario. debería reconsiderar su capacidad de ser ordinaria en el marco de un nuevo tipo de colectividad, fuente de un urbanismo por encima de lo ordinario. Desaceleremos en 2020. ¿La arquitectura debería aprovechar la crisis actual para redefinir un concepto? En este contexto de crisis, ¿qué pasaría si la arquitectura pudiese contribuir a reconsiderar una esperanza de otro tipo?

Credits: 

Clément Blanchet Architecture, CBA: https://www.clementblanchet.com/
Cover: Concept drawings of Clément Blanchet Architects 
1-3: Stadio Bauer, Saint-Ouen-sur-Seine, France. CBA collaboration with SCAU. Photo courtesy of CBA. 
4-8: The Chabanais, Mount Street in London. CBA. Photo courtesy of CBA. 
9-10: Grillé, Parigi. CBA. Photo courtesy of CBA. 
11-13: Le Dauphin, Parigi. Clément Blanchet with Rem Koolhaas. Photo courtesy of CBA. 

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