16-10-2020

Aurora Arquitectos: Residencia en rua Bartolomeu Dias, Lisboa

Aurora Arquitectos,

Do mal o menos,

Lisboa,

Residencias,

Proyectada por Aurora Arquitectos, la residencia en la rua Bartolomeu Dias en Lisboa demuestra que actualmente, a pesar de la gentrificación que se está produciendo en la ciudad, la iniciativa privada puede resolver las exigencias de la situación inmobiliaria, aportando una contribución significativa para la renovación urbana.



Aurora Arquitectos: Residencia en rua Bartolomeu Dias, Lisboa

Sofia Couto y Sérgio Antunes en 2010 fundaron el estudio Aurora Arquitectos de Lisboa. Entre los encargos recibidos, el de una familia con tres niños, para que se ocuparan de restaurar y ampliar un edificio en el barrio de Belém con el fin de transformarlo en su residencia.
La parcela da a la rua Bartolomeu Dias, importante eje vial paralelo al río Tajo que termina en el Centro cultural de Belém proyectado por Vittorio Gregotti con el arquitecto portugués Manuel Salgado. Una zona que al estar casi a las afueras de la ciudad parece menos expuesta a la especulación turística, y que es principalmente residencial y dispone de numerosas tiendas y servicios. La fachada trasera da a Beco da Ré, una callejuela en forma de U, estrecha y peatonal, y está rodeada por otras traseras irregulares de edificios de protección oficial. El volumen forma parte de una densa hilera de casas compuesta por edificios de alturas distintas y donde las construcciones restauradas se alternan a solares abandonados que esperan ser recuperados.
También en este barrio se pueden encontrar fachadas con azulejos, las conocidas baldosas decoradas y repletas de color que se instalan revistiendo las paredes exteriores de edificios de épocas variadas. Actualmente los azulejos son objeto de una contradicción: los anticuarios de las ciudades los venden a precios bastante altos, algo más bajos si se compran en los mercadillos de barrio, pero a menudo son objeto de robo, al no poder estar protegidos de forma adecuada. Al ser uno de los símbolos no oficiales de la ciudad de Lisboa una reciente ley impone a los dueños de los edificios con azulejos un permiso para poderlos quitar de las fachadas, incluso en aquellos edificios que no están protegidos.
La pared de azulejos fue uno de los motivos que impulsó a los clientes de Aurora Arquitectos a comprar este edificio en ruinas, para restaurarlo y transformarlo en su vivienda. Una vez que se decidió conservar y restaurar la fachada de dos plantas que contenía las preciosas baldosas, se decidió a continuación derribar y reformar completamente el interior, que se encontraba en condiciones irrecuperables. Se decidió también levantar otros tres pisos por encima para poder dar digna cabida a las nuevas funciones.
La decisión de restaurar de los clientes para vivir en el barrio se merece una digresión sobre la situación inmobiliaria que está experimentando Lisboa en los últimos años. Durante décadas fue la capital decadente de Europa, con edificios abandonados y con zonas de mala fama donde a los turistas se les aconsejaba que no se aventurasen, una especie de ciudad de frontera entre la cultura occidental y el norte de África. En cambio hoy Lisboa es objeto de una masiva especulación inmobiliaria, debido a la ley sobre la liberalización de los alquileres que ha ampliado el mercado inmobiliario. La ciudad está viviendo una transformación radical de su patrimonio edificado gracias a la entrada de enormes capitales, en general destinados a rápidas restauraciones con fines turísticos. La directa consecuencia de esto es el desalojo de los antiguos residentes y la gentrificación de muchas zonas.
Afortunadamente hay una tendencia opuesta que están llevando a cabo, como en este caso, personas que, encariñadas con el barrio, compran y recuperan inmuebles para vivir en ellos. El proyecto de Aurora Arquitectos hace de puente entre la identidad histórica del edificio y las necesidades funcionales actuales. La fachada delantera se restaura con los azulejos originales, las cornisas marcaplantas y los marcos de las ventanas, tres en cada planta manteniendo el ritmo que prevalece en la calle. Por el contrario, la fachada trasera, sin ningún elemento de valor, se remató con un sencillo revoque blanco. De la misma forma se trataron las tres plantas añadidas en la ampliación, netamente diferenciadas de las de abajo: revelan la estratificación en la historia del edificio, pero se mantiene la escala dominante de las otras casas de la calle.
La entrada principal se conserva en rua Bartolomeu Dias y por ella se llega a los espacios de tipo semipúblico. El vestíbulo es un espacio de juego para los niños, con amplios ventanales y una entrada directa desde Beco da Ré. Al ser una calle peatonal e interior, los residentes se apropian de ella sacando sillas o tendiendo a secar la ropa, por lo que se sigue caracterizando por un ambiente íntimo, donde se comparte el espacio y las relaciones se afianzan.
La planta baja en cierto sentido evita la relación con la calle principal y se orienta hacia el callejón trasero, para que los niños puedan salir libremente y disfrutar de una continuidad entre la casa y el barrio. En la primera planta, sin balcones, se encuentran los dormitorios, mientras que las tres plantas de arriba expresan un neto cambio de relación con el contexto. Las ventanas se hacen más grandes y dejan a un lado la disposición formal de las plantas de abajo. Por la fachada trasera se crean nuevas vistas, con un balcón y una gran terraza en la azotea. El objetivo es invertir las funciones de los interiores, trasladando hacia lo alto el salón y los espacios diurnos con los que se asocia una relación visual con el paisaje. La vista del Tajo, de los tejados de los alrededores, de la actividad en las orillas a lo lejos, la dimensión contemplativa en resumidas cuentas, se conecta con las actividades diarias y les sirve de fondo. Siguiendo la circulación interna de la casa los espacios empiezan estando más compartimentados, y se van haciendo cada vez más amplios, a doble altura, y culminando en la azotea que está orientada hacia el sur y queda encajada en la cubierta de dos aguas. Insistiendo en el mismo itinerario, también la relación con la luz va en aumento. Como se nota en los planos de sección la escalera atraviesa el edificio desde la calle hasta el tejado, trazando un canal de luz y aire entre los espacios y ampliando de esta forma la percepción espacial de cada planta, que tiene tan solo 60 m2.
Algunas soluciones de detalle resultan muy interesantes y definen la identidad de la obra: la ventana de piedra verde viana (un mármol brillante original de Portugal), bautizada como “el ojo verde” que está colocada en el comedor por la parte del río, o bien el “puente” construido sobre el hueco de la escalera para observar en secreto a quienes entran, o también la cucaña que conecta directamente el dormitorio de los niños con la sala de juegos de la planta baja.
Igual que el exterior revocado, también las paredes interiores son como “páginas en blanco” que marcan el contraste entre el contenedor histórico y la obra contemporánea. Los armarios empotrados y huecos en las paredes proyectan un espacio moderno en total sintonía con las exigencias de orden y flexibilidad de una familia numerosa. La madera natural en el suelo y en los preciosos detalles de los pasamanos completa un proyecto de interiorismo minimalista pero cuidado.
Este proyecto demuestra que existe una alternativa a considerar el pasado como un límite aparatoso o como mercancía de intercambio. La alternativa es crear un puente con la historia para contribuir a la regeneración urbana, donde la identidad local sea parte de un presente en constante evolución.

Mara Corradi

Architects: Aurora Arquitectos
Location: Lisbon, Portugal
Client: Private
Area: 229 sqm
Date: 2016–2019
Architecture team: Sérgio Antunes, Sofia Reis Couto, Carolina Rocha, Bruno Pereira, Tânia Sousa, Rui Baltazar, Dora Jerbic.
Bulding supervision: Gesconsult
Engineering: Zilva, global, lda
Construction: Mestre Avelino
Photography: © Do mal o menos


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