05-03-2021

Archisbang: “Il Generale” casa en Ivrea, Italia

Archisbang,

Ivrea, Italia,

Residencias,

“Il Generale”, una casa de Archisbang en Ivrea, es un proyecto que procura mantener el equilibrio entre el respeto por la huella del edificio original, los derribos mínimos y la eficiencia energética. Las marcadas elecciones estéticas aplicadas ponen a la construcción en contraste con el resto de casas de este barrio residencial.



Archisbang: “Il Generale” casa en Ivrea, Italia

Se llama “Il Generale” la impresionante obra que Archisbang remató en una vivienda en Ivrea durante los mismos meses en los que llevó a cabo la recualificación de la Scuola Pascoli de Turín. Lo publicamos hace tiempo en nuestras páginas, este proyecto de construcción pública en colaboración con Areaprogetti que obtuvo la mención de honor en el Premio Architetto Italiano 2020.
Mientras que la restauración de la escuela turinesa tenía el objetivo de sacar a la luz la edificación de finales del s. XIX del complejo, eliminando los cerramientos que se habían añadido con el tiempo, liberando los espacios monumentales y restableciendo la vocación inicial del proyecto, en la casa de Ivrea el enfoque de Archisbang es totalmente opuesto.
El escenario consistía en una vivienda de tres plantas, con unos 450 m2, que había sido construida en los años 60, digna en lo referente a espacios pero que carecía de cualidades particulares. Inmersa en el contexto residencial de la colina de Ivrea, cerca de la Serra, en una gran zona verde al norte del casco histórico, la casa era una típica manifestación de la construcción residencial en las afueras de una ciudad media italiana. Solo se distinguía de las otras casas unifamiliares con amplio jardín por su imponente volumetría, quizás algo desproporcionada para el contexto, resultando en cierto sentido autoritaria. De ahí su nombre, “Il Generale”.
Los propios proyectistas, Silvia Minutolo, Marco Giai Via y Alberto Perino, ilustran con sus palabras el dilema de este proyecto, que no se aleja de otros casos parecidos que los clientes particulares están proponiendo a los estudios de arquitectura en los últimos años:
“Hay un enorme patrimonio inmobiliario en nuestro país sin especial valor arquitectónico que presenta problemas estructurales y de naturaleza energética y medioambiental, y a la hora de intervenir en ellos hay que evaluar la sostenibilidad económica del proyecto de recualificación. En general una vez echadas cuentas se suele terminar por respaldar la demolición y reconstrucción, y en algunos casos incluso es aconsejable partir de un suelo virgen. Sin embargo, en aras de una sostenibilidad medioambiental de mayor alcance, que en este momento resulta más urgente que nunca (no es una coincidencia que se promueva con tanto fervor), se entiende perfectamente que se prefiera dar prioridad a las obras de reforma que procuran lograr una obra de arquitectura con características similares a la de una nueva construcción. Con un enfoque bastante drástico que no traicione las expectativas contemporáneas, es posible restablecer el ciclo de vida del edificio, respetando su huella original, conteniendo el derroche y la producción de desechos de difícil eliminación. Desde el punto de vista del proyecto el tema de la presencia del pasado, hilo conductor de la reutilización en la tradición arquitectónica, permite hacer interpretaciones intrigantes y considerarlo una oportunidad más que una restricción.”
Por lo tanto no se ha tratado simplemente de recuperar y renovar el valor arquitectónico del edificio, sino más bien de transformar su imagen y reformar los interiores de acuerdo con la exigencia de recualificación energética, sin duda necesaria en las construcciones de aquellos años.
A pesar de todo, se quería mantener algunos rasgos esenciales, como la masa volumétrica del conjunto y su ubicación central respecto al tamaño de la parcela en ligera pendiente; la relación con la materia natural, simbolizada por una serie de rocas que despuntan del terreno en el que la construcción se encuentra, y la subdivisión en tres plantas, comunicantes pero independientes.
Como queda ilustrado en los bocetos, el proyecto se puso en marcha eliminando todos los saledizos de la construcción original, es decir, balcones y aleros, y restableciendo el volumen de base de la casa. El tejado se transformó en una azotea. Posteriormente se definieron tres entradas separadas y se añadieron el mismo número de escaleras con parapetos cerrados, parecidas a las que se utilizaron en la obra de la Scuola Pascoli, en las salidas de seguridad al atrio. Estas escaleras se presentan como cintas metálicas minimalistas que aportan a la casa un dinamismo que compensa su estructura monolítica.
Para lograr la eficiencia energética del edificio se realizó un revestimiento exterior con paneles térmicos, completado con losas de hormigón aligerado y terminado con mortero de cal natural en bruto. A este proceso se añade el refuerzo estructural para adaptarse a la normativa antisísmica.
En la disposición de las plantas se procuró conservar lo más posible los tabiques internos, así que el trazado de las nuevas ventanas cuadradas se superpuso parcialmente a las que ya había. Así cada fachada tiene un “rostro” característico, diferente de las demás gracias a los distintos tamaños de las aberturas, cristaleras, porches o puertas. Los marcos se reducen al mínimo, la casa prácticamente carece de veleidades decorativas y de detalles que no sean minimalistas. Tiene la perfección de un bloque cúbico en el que se alternan los llenos de los muros de hormigón con los vacíos de las grandes cristaleras, con las sombras de las terrazas y con los cerramientos de puertas y portones.
Basta un vistazo desde lejos para percibir la sensación de unidad que caracteriza a la villa, pero que a medida que nos acercamos se va haciendo evidente la definición de los tres niveles, no solo por la elección de subrayar las entradas independientes con tres escaleras voladizas, sino también por los diferentes acabados en fachada en las tres plantas, que se notan cuando se observa con atención. Pero la villa también se puede aprovechar como una única vivienda gracias al ascensor y a la escalera interior.
Desde el punto de vista de las funciones la planta baja contiene dos garajes, una lavandería y una bodega por el lado de la gran roca que sale del terreno, a la que se aferra toda la casa. La primera planta ofrece la posibilidad de crear dos miniapartamentos con un divisorio de madera que se despliega 180°, asignando a uno de los dos el gran espacio de salón. En la última planta se ubica la residencia principal que tiene relación directa con la azotea, la cual se convierte en su jardín colgante, y desde donde es posible contemplar la línea de los Alpes y la Serra morenica de Ivrea. Aquí el dormitorio está encerrado en un contenedor de hormigón armado visto que actúa como refuerzo principal de la estructura existente y aporta el apoyo para la piscina que se encuentra en la azotea de arriba.
La elección estilística más radical se basa en los acabados de las superficies, tanto en los muros exteriores de hormigón visto con tres diferentes acabados que marcan las plantas, como en los tabiques interiores de hormigón fratasado, combinados con suelos de terrazo veneciano o de madera. En fuerte contraste con el imaginario patinado de los chalets de los años 60 del barrio residencial, esta casa pone en el centro su relación con la naturaleza del entorno, llegando a imitar el diálogo entre el paisaje exterior y el paisaje interior que es más típico de una arquitectura del norte de Europa.

Mara Corradi

Architects: Archisbang (Silvia Minutolo, Marco Giai Via, Alberto Perino)
Location: Ivrea, Italy
Structural engineer: Marco Cuccureddu
Client: private client
Builder: Perino Costruzioni S.r.l.
Surface: 450 m2
Completion: December 2019
Photos: Aldo Amoretti


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