06-07-2022

Nakamura & NAP: Casa de cuidados Chimeneas de Viento, Okinawa

Hiroshi Nakamura & NAP,

Koji Fujii,

Okinawa, Japan,

Hotel,

Vivir la dicotomía entre la vida y la muerte, entre los límites físicos y el deseo de infinito, constituyen el corazón del proyecto para la Casa de cuidados Chimeneas de Viento realizada por Hiroshi Nakamura & NAP. Construida en Okinawa por encargo de una asociación benéfica, esta arquitectura alivia el dolor embridando las fuerzas de la naturaleza.



Nakamura & NAP: Casa de cuidados Chimeneas de Viento, Okinawa

Hiroshi Nakamura imprime su propia y delicada sensibilidad en un proyecto de carácter social, la Casa de cuidados Chimeneas de Viento, que recibe a niños con enfermedades incurables y a sus familias, en la isla de Okinawa, en Japón.
Comenzando por el hecho de que tarde o temprano en la vida se entra en contacto, a niveles diferentes, con la experiencia de una enfermedad terminal, en Japón ha nacido una organización sin fines de lucro llamada Dream for Children with Intractable Diseases and Their Families, que ayuda a personas provenientes de todo el país tratando de aliviar el dolor, en todas las etapas de la enfermedad.
Al estudio Nakamura & NAP se ha confiado la tarea de diseñar la última etapa de este recorrido con la idea de que el centro de cuidados fuese también un lugar en el que recordar, reflexionar y, para los familiares, vivir en carne propia la experiencia de las limitaciones de la vida y del padecer. Un lugar simbólico, además de concretamente funcional, en el que todos, sanos y enfermos, pudiesen encontrarse de un modo diferente para un nuevo renacer.
El lugar escogido es un punto panorámico en el que se puede disfrutar de la vista sobre la bahía, con una pequeña área urbanizada rodeada de una frondosa vegetación. Ligeramente en pendiente, el terreno acoge y abraza la nueva construcción, una arquitectura circular de un solo piso parcialmente enterrada y escondida entre los arbustos. De su tejado verde en cambio se elevan siete chimeneas de viento, que la diferencian de cualquier otra obra de los alrededores y que por su forma atraen la atención circunstante.
Desde el interior, la percepción que se tiene es la de estar sumergido dentro de la naturaleza, mientras que es suficiente subir un piso para disfrutar de una vista sin límites. La arquitectura encierra en sí dos estados emocionales opuestos: el deseo de privacidad y de protección por una parte, y la necesidad de tener una perspectiva más amplia de la actual, de derribar toda frontera física por la otra.
Esta dicotomía ha guiado también el diseño de los espacios interiores y de los recorridos, en los que se alternan las habitaciones privadas con los espacios comunes, los lugares para el silencio con aquellos en los que compartir. La planta está dividida literalmente en gajos en torno a un centro. Cuatro trozos albergan las habitaciones privadas mientras que los espacios restantes constituyen las aberturas hacia el exterior y los ambientes comunes, entre los cuales, las salas médicas, la cocina para las comidas en grupo y la sala de la pila.
La estructura de hormigón coloreado en toda la masa es una pequeña unidad circular con amplias ventanas, que corresponden a igual número de ambientes. La particularidad está en que el acristalado a toda altura se alterna a aperturas insólitamente bajas, diseñadas precisamente para ofrecer una mejor vista a quien transcurre gran parte del tiempo acostado.
Una de las peticiones del cliente, de hecho, era que toda la estructura interna fuese diseñada en función del tamaño y, sobre todo, de las posibilidades de los pequeños pacientes, por lo general obligados a permanecer en posición supina o acostados de lado. Por ello las puertas de acceso son más bajas y las ventanas, con sistema de corredera, iluminan el suelo de las habitaciones y los tatamis del revestimiento. Aquí los niños pasan gran parte del día, y también sus padres juntos a ellos. Los techos son bajos y oscuros para crear una penumbra relajante, pero cada uno posee una chimenea de viento por la que entra no solamente el aire sino también una luz tenue desde arriba. De esta manera, incluso estando en posición supina, los niños no se ven obligados a mirar permanentemente un espacio monótono e inmutable.
La decisión de incluir en el proyecto siete chimeneas de viento ha sido en parte simbólica y en parte funcional. Las chimeneas dejan pasar el aire que llega del océano, pero también los perfumes e inclusive los sonidos de la naturaleza que tienen un efecto benéfico especialmente en las personas que no pueden moverse libremente y que, por lo tanto, experimentan o reciben los beneficios del ambiente en el que viven.
“ Hemos analizado las estadísticas de frecuencia de la dirección del viento de la Agencia Meteorológica de Japón y un estudio in situ y hemos colocado el patio de agua en función de la dirección del viento que sopla hacia arriba desde el océano y desde el río debajo del acantilado durante la tarde y hacia abajo desde las montañas por la noche. El viento fresco sopla a través de la pila de agua en el centro, inducido por la diferencia de temperatura respecto de la periferia del patio. La lluvia y el viento entran por la claraboya sin cristales, y la iluminación del sol y de las nubes transita momento a momento en este espacio introspectivo, dicen los arquitectos.

Este es un proyecto hecho con sumo cuidado en los detalles, porque cada día en la enfermedad se vive de pequeños descubrimientos. Por ejemplo, se ha estudiado el reflejo que la luz proveniente de la claraboya produce en el agua y así, en el techo del atrio central, imaginado que algún huésped, sentado en uno de los bancos, pudiese quedarse contemplándolo y viviese la experiencia de lo maravilloso en una condición limitante.
Los interiores se presentan minimalistas y están listos para ser decorados por las familias y convertirse en su hogar por un determinado tiempo. Los colores escogidos son cálidos, los acabados y los colores de las paredes reproducen las tonalidades del terreno. Ningún exceso altera esta quietud. Los espacios han sido pensados para que las familias puedan estar siempre juntas, desde las habitaciones sin paredes hasta la cómoda piscina y la escalera que conduce al jardín en el tejado. Los arquitectos explican por qué esta barrera arquitectónica no se ha evitado: los límites físicos, sostienen, nunca podrán eliminarse por completo, sin embargo, al diseñarlos de manera que dos personas puedan cargar fácilmente una silla de ruedas por la escalera, la barrera se convierte en superable y enseña la importancia de la ayuda recíproca a quien se quedará en este mundo tras la muerte de sus personas queridas.

Mara Corradi

Architects: Hiroshi Nakamura & NAP https://www.nakam.info/en/
Client: Hope & Wish for Children with Life-Threatening Illness and Their Families
Location: Okinawa, Japan
Gross useable floor space: 317.50 sqm
Lot size: 1,220.20 sqm
Competition (year): 2020
Start of work: Apr 2019
Completion of work: Feb 2020
Photographs: Koji Fujii / TOREAL

 


×
×

Manténgase en contacto con los protagonistas de la arquitectura, Suscríbase al boletín de Floornature