20-05-2020

Ignacio Correa: casa Maitenes, Puerto Montt, Chile

Ignacio Correa,

Aryeh Kornfeld,

Llanquihue, Puerto Montt, Chile,

Ville,

Casa Maitenes de Ignacio Correa en Puerto Montt, en la Patagonia chilena, es una vivienda resiliente, que nace para aprovechar y sacar una ventaja de las lluvias que caen en la región a lo largo del año. Casa Matenes es una pared-habitada, un caparazón contra la intemperie, que en parte se convierte en permeable.



Ignacio Correa: casa Maitenes, Puerto Montt, Chile

La última realización del arquitecto chileno Ignacio Correa encaja a la perfección con su trayectoria de acercamiento al tema de una arquitectura en contacto con la naturaleza, consciente de sus ritmos pero que desee gobernarlos. Hablamos de la casa Maitenes, una residencia rural, denominada "Radical House" por el Chicago Museum of Architecture y seleccionada para la XVII Bienal de Buenos Aires.
Se trata de un experimento para habitar en la naturaleza que se funda en los principios de ésta, partiendo del presupuesto que el hombre y su morada sean capaces de integrarse en ella adaptándose a los ritmos y características geográficas.
Nos encontramos en la provincia de Llanquihue, en el centro de Chile, cerca de la ciudad costera de Puerto Montt. Situada en el extremo norte de la Patagonia, la zona es conocida por su enorme lago y por los volcanes que se encuentran hacia el este, entre los cuales Cerro Tronador (3554 m) y el volcán Calbuco. En cambio, desplazándose hacia el oeste se encuentra el Océano Pacífico, con fiordos y zonas de bosques. El clima es frío y por lo general muy húmedo, con vientos fuertes provenientes del Pacífico y una larga estación de lluvias. Prestando atención a estas características climáticas el proyectista dispone de un punto de partida para pensar en una vivienda basada en los principios de resiliencia. ¿Cómo se puede aprovechar el paisaje y su sistema para realizar una vivienda, quizás que se pueda replicar con facilidad, que sea el resultado específico de determinado hábitat y que encuentre en él sus motivaciones?
La reflexión de Ignacio Correa atañe tanto al ámbito de la construcción como al de la ocupación de la vivienda, aprovechando el concepto de casa como reparo y refugio de los agentes atmosféricos, para llegar a una definición espacial por dentro y por fuera, que aproveche plenamente el paisaje. El método de trasladarse al lugar para absorber su historia y carácter, para hacerlos suyos y lograr entender cómo introducir allí un nuevo objeto arquitectónico, resulta complicado, como confiesa el propio Correa, cuyo estudio se encuentra en Santiago de Chile. Todo, aún más hoy en día, se lleva a cabo a distancia, mediante parámetros objetivos documentados: las condiciones meteorológicas a lo largo del año, la variación de las temperaturas, el comportamiento de los vientos y los ángulos de incidencia del sol a esta latitud.
Observando la escala de las viviendas unifamiliares de la zona fuera de Llanquihue, en el contexto rural, se suelen orientar por casas de una sola planta que mantengan una relación directa con la exuberante naturaleza de los prados y encajen armoniosamente con la topografía de las colinas. Dos fueron los puntos de referencia visuales, el lago más cercano y el volcán Calbuco en el horizonte. Se decidió realizar una construcción con una sección estrecha, que simbólicamente fuera una pared habitada, desde cuyo interior se pueda disfrutar simultáneamente de la perspectiva hacia el este y hacia el oeste. Los objetivos principales son tres: reducir al mínimo la exposición a las lluvias invernales, estimular la ventilación cruzada en las temporadas en que las temperaturas son más altas, y naturalmente aprovechar de la mejor manera la luz solar.
La arquitectura de la casa Maitenes se deja plasmar completamente por las exigencias dictadas por el clima. Los datos anuales indican que la dirección principal de las lluvias es más o menos la misma que en la que soplan los vientos, es decir, de norte a este. Así, el proyecto opone en esa dirección la fachada más amplia en línea recta, que se pliega en un ángulo de pocos grados hacia el sur, de forma que simula un arco. Por el lado oeste un árbol alto y frondoso es el tercer punto de referencia, el más próximo. La casa-pared, lisa y plana, sin voladizos, simula la acción de un caparazón que sirve de blindaje para la lluvia y el viento, creando una especie de patio entre la pared cóncava y el árbol, un espacio ligeramente rebajado que aumenta la sensación de protección. Por aquí en la planta baja, la casa nos acoge con una gran cristalera a toda altura que se repite por el lado este, como si quisiera extender la visión al infinito, casi como si la casa pudiera hacerse transparente. Por otro lado, está demostrado que esta zona sur es la que queda más resguardada de los agentes atmosféricos, incluso el sol más tórrido del verano, por lo que el arquitecto sitúa aquí una gran zona compartida con función contemplativa.
Por el contrario, por el lado norte, donde se concentran las precipitaciones y los vientos, la casa se muestra cerrada, privada, volviendo a simular un muro, una barrera impenetrable, donde se han dispuesto los locales de almacén y de servicio. La planta de arriba que como la tradición manda contiene los dormitorios, tiene un ritmo diferente de aberturas y cierres, alternando oclusiones y ventanas. Las fachadas aquí están revestidas de paneles metálicos ondulados prebarnizados, que contribuyen a la impermeabilización de la construcción, especialmente por los lados más expuestos a vientos y lluvias. La estructura por su parte está realizada con pilares de pino y ciprés que quedan a la vista en la planta baja, y sobre los que se apoya una fachada continua de cristales transparentes de alta eficiencia energética.

Mara Corradi

Architects: Ignacio Correa www.ignaciocorrea.com
Collaboration: Andrea Roverato
Structure: Alberto Ramirez
Location: Llanquihue, Puerto Montt, Chile
Year: 2018
Built area: 300 sqm
Photography: © Aryeh Kornfeld


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