29-09-2022

Donde reside la belleza: la ‘planta noble’ de la Fondazione Rovati

Milán,

Design, Antonella Galli, Fondazione Luigi Rovati,

Un caso ejemplar de compenetración entre espacio residencial, mobiliario, revestimientos, objetos y obras de arte: es la planta noble de la Fondazione Luigi Rovati en Milán, que se ha transformado en museo y donde cada elemento, desde la boiserie a las chimeneas, desde las ventanas a los nichos en las paredes, establece una relación osmótica con el arte antigua, moderna y contemporánea que aquí se expone.



Donde reside la belleza: la ‘planta noble’ de la Fondazione Rovati

En origen era una mansión señorial, concretamente la residencia milanesa que el Príncipe de Piombino hizo edificar en 1871 en Corso Venezia, el escaparate urbano de la nobleza, un palacio con todas las de la ley. No habían pasado muchos años cuando en 1888 del príncipe pasó a la familia Bocconi, emblema de la nueva burguesía empresarial. El cambio posterior se produjo con la llegada de los Rizzoli, nuevos propietarios en 1958, en pleno boom económico y cultural. La historia del palacio situado en el número 52 de Corso Venezia llega hasta nuestros días con la familia Rovati, que se lo compra a los Rizzoli en 2015 para transformarlo en la sede de la Fondazione Luigi Rovati, centro cultural y museo, que en septiembre ha abierto sus puertas a la ciudad. Las distintas fases históricas sirven para entender los motivos que han llevado a los Rovati a no considerar el edificio como un simple, aunque espectacular, contenedor de la vida cultural de su fundación, sino como un elemento de ésta, vivo en todas sus partes. El palacio es en sí mismo una obra total y cautivadora donde los espacios que antaño eran funcionales ahora están dedicados a la belleza. Con este espíritu la planta noble, que se puede visitar junto con el nuevo museo hipogeo, recoge las colecciones de la familia Rovati, además de préstamos e instalaciones temporales que establecen un estrecho diálogo con los elementos decorativos: suelos, boiseries, chimeneas, espejos, ventanales, nichos, anaqueles y pasillos.

Mario Cucinella es el autor del proyecto de conjunto referente a la restauración e instalaciones artísticas del palacio. En la planta hipogea se encuentra la colección etrusca, mientras que en la planta noble prevalece lo contemporáneo. En estas salas la barrera entre lo antiguo y lo moderno, entre pasado y presente se difumina. Por lo contrario, hay una corriente construida a base de asonancias de colores, formas y referencias entre obras, espacios y objetos. “Los distintos componentes de la instalación tienen como objetivo crear un continuo narrativo en el diálogo por oposiciones o similitudes entre lo antiguo y lo contemporáneo”, explica Giovanna Forlanelli, presidente de la Fondazione y nuera del añorado Luigi Rovati, “y dar estímulos concretos al visitante que como experiencia emocional, además de las obras y los restos arqueológicos, visita también los espacios arquitectónicos. También éstos, al igual que los restos y las obras, en la continua variedad de formas, luces y colores, no son contenedores simplemente sino una parte de la visita”.

Boiseries y tejidos, espejos y chimeneas se han restaurado filológicamente a su integridad original, respetando el proyecto de interiorismo de Filippo Perego de los años 60 del siglo pasado. En cada sala, un tema: en la sala de la boiserie azul verdosa, con vitrinas repletas de búcaros etruscos, reina indiscutiblemente ‘The Etruscan Scene: Female Ritual Dance’ (1985) de Andy Warhol, donde el artista sobre fondo verde claro reelaboró las figuras danzantes pintadas en las paredes de la Tumba de las Leonas de Tarquinia. En la sala de Armas, por su parte, sobre la chimenea campea un espejo en cuya superficie se entrelazan las ramas espinosas de una planta de rosa tallada en madera, obra de la diseñadora y artista Marianna Kennedy. Para el pasillo central Francesco Simeti realizó tapices específicos con figuras rebosantes de imágenes detalladas que se multiplican y reflejan en los espejos del siglo XVIII. O la gran sala de la boiserie fucsia que acoge los cuadros ligeros y fantásticos de Luigi Ontani, y con los que establecen un diálogo silencioso las estatuas antiguas de distintos orígenes colocadas en el centro de la sala en una mesa curvilíneo proyectada por el propio Cucinella. En la entrada de estilo barroco cuelga la Lanterne à quatre lumières, una lámpara firmada por Diego Giacometti, escultor y diseñador hermano de Alberto.

Para terminar el Spazio Bianco, sala de paredes blancas con un parqué clásico dedicada a las exposiciones temporales. Hasta finales de noviembre se expone ‘La vulnerabilità delle cose preziose’, una instalación de dos obras de Sabrina Mezzaqui. En el centro de la sala un pequeño escritorio es el núcleo de ‘Autobiografia del rosso’, una obra compuesta por 33 volúmenes (diarios, memorias y autobiografías), que la artista ha seleccionado de su propia librería, forrados y decorados con papeles rojos. También los subrayados que se ven en las páginas abiertas son rojos. Son reflexiones sobre la vida que la artista decide compartir con el visitante. Para demostrar cómo la belleza se manifiesta en las cosas de lo cotidiano: encerrada en una sala, sobre una mesa, en los objetos más normales. Como los libros por ejemplo.

Antonella Galli


Captions and photo credits
All images courtesy of Fondazione Luigi Rovati.
Photo credits Giovanni De Sandre, apart from images 06 and 15


Fondazione Luigi Rovati, Milan; installation on the main floor.
01 and 14 Warhol Room
02, 10 and 11 Ontani Room
03 Kennedy Room
04 Giovanna Forlanelli, Chair of Fondazione Luigi Rovati, in the Ontani Room
05 Entrance to the main floor with the suspension lamp by Diego Giacometti
06 and 15 White Space, Sabrina Mezzaqui, Autobiografia del rosso (“Autobiography of red”)
07-09 Simeti Gallery
12 and 13 Paolini Room
16 and 17 White Space, Sabrina Mezzaqui, Groviglio


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