08-05-2018

Le Corbusier: la promesa y el desafío de Chandigarh.

Le Corbusier,

Roberto Marcatti,

Chandigarh,

Itinerario,

El planeamiento urbanístico de la ciudad se realizó a principios de los años 50 a continuación de la proclamación de la independencia de la India del imperio británico, y representó para el arquitecto Le Corbusier una visión urbanística personal fuertemente utópica. 



Le  Corbusier: la promesa y el desafío de Chandigarh.
Mientras que para el primer ministro Nehru, que le había presentado el encargo, la necesidad política consistía en volver a empezar a partir de una ciudad nueva que se pudiera convertir en el símbolo de la libertad de la India, que se desprendía de las tradiciones del pasado y que confirmaba definitivamente el final de la dependencia económica y cultural del país.
Actualmente la ciudad sigue gozando de una gran reputación por la calidad de su arquitectura residencial y por sus infraestructuras públicas, como hospitales, el campus universitario, museos, parques, espacios verdes dedicados al tiempo libre y al deporte. Para confirmar todo lo anterior en 2016 todo el conjunto del Capitolio proyectado por Le Corbusier ha sido reconocido Patrimonio Mundial de la Unesco.
La cordillera de montañas Siwalik, paralela al Himalaya, constituye el fondo extraordinario de una arquitectura del paisaje determinante en la elección proyectual del arquitecto Le Corbusier para definir el trazado urbanístico de la ciudad. Se trata de un entramado de mallas cuadrangulares que se inspira en la regularidad de los campos agrícolas, mientras que para conectar los varios distritos de la ciudad se aplicó el principio vial de las “7V”, diferenciadas en base a la velocidad de desplazamiento por estos trazados, partiendo de la autopista hasta las vías peatonales.
Así surge dentro de la nueva ciudad ideal de Le Corbusier la zona del Capitolio, preparada para acoger el poder político en cuanto tal, y no entendido como área de negocios. Una zona que se caracteriza por grandes edificios autónomos en “reacción poética” entre sí y cuyos ejes estructuran los espacios abiertos. Un rectángulo con 700 metros de longitud, formado por dos cuadrados iguales de 350 metros que a su vez están subdivididos en cuatro por lado, y cuyo acceso, llegando desde el centro urbano, pasa por encima de un canal de agua, elemento simbólico de purificación de acuerdo con la tradición del país.

Corte Superior de Justicia - 1951/1955
El edificio “Parasol y sombrilla” es de gran tamaño y engloba la Corte Suprema, dispuesta en tres niveles y una fila de ocho salas de audiencia dispuestas en dos niveles. El acceso a las oficinas se realiza mediante una rampa que siempre queda protegida por la sombra del pórtico. Quedan visibles los volúmenes de cemento coloreado y los orificios redondeados que perforan los pilares. Las salas quedan protegidas de la luz gracias a los parasoles, los mismos que luego encontraremos en las casas de Chandigarh construidas con ladrillos y bastidores de cemento pintados de blanco.

Secretariado - 1951/1958
El largo paralelepípedo que parece un rascacielos tumbado en horizontal alberga “las oficinas administrativas”. El acceso a las oficinas se realiza mediante dos rampas que conectan los pilares a la cubierta en la cual se reproduce un paisaje arquitectónico. Las oficinas que se distribuyen en cinco bloques reparados por los parasoles, se extienden con continuidad. El ritmo de las fachadas en cambio se regula mediante el Modulor, de forma que la fachada misma se convierte en un muro de imágenes repartidas y compaginadas.

Palacio de la Asamblea - 1951/1962
Los principales componentes del Palacio de la Asamblea son tres: el pórtico frente al Capitolio y las dos salas de asambleas, con cubiertas bien distintas. El hiperboloide de revolución que repara la Cámara Baja tiene su origen en la observación de las torres de refrigeración de Ahmedabad, mientras que la torre de acceso y la pirámide que cubren la Cámara Alta, dos conos extraños, parecen evocar un rito solar en el tejado. La entrada principal se realiza por un gran pórtico enfrente de la explanada que en el pasado se reflejaba en el gran estanque.
La entrada principal está cerrada por una puerta de acero esmaltado en la que Le Corbusier reprodujo numerosos motivos de animales y su hombre del Modulor. Para terminar la sala hipóstila contiene un bosque de columnas que aportan el ritmo a las escaleras y a las rampas.


Apuntes de viaje
A Chandigarh se llega, digamos por los pies, en el sentido que en la estructura ideal creada por Le Corbusier, si se tiene la suerte de sobrevivir al caos de la viabilidad, se entra por la zona periférica sur, lo que representa los pies en un plan ideado y organizado como un organismo humano. Se sube por las avenidas arboladas y rotondas que representan los pulmones, se bordea el centro comercial de la ciudad, equivalente al estómago, para llegar hasta los grandes edificios del gobierno, el "cerebro" de esta ciudad antropomorfa, con su gris Capitolio en el que despuntan el Secretariado, la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema. Tres gigantes de cemento que se van agrietando bajo los 40º del Punjab–Haryana, pero que representan la Chandigarh más simbólica. Y es entonces cuando el visitante se da cuenta de la paradoja de una situación que 50 años de independencia han hecho aún más complicada. Uno se pregunta: a distancia de años la utopía proyectual de Le Corbusier, ¿fue innovadora? En cierto sentido da la sensación de que no haya pasado nada y que la estructura moderna de la ciudad haya influido en su estilo de vida. La población de Chandigarh mientras tanto evidentemente ha aumentado. A pesar de la planificación y del bienestar, buena parte de la población ciudadana vive en estructuras precarias e ilegales, mientras que en los últimos años los coches en circulación se han duplicado. Y así, en las grandes avenidas inteligentemente construidas por el arquitecto Le Corbusier se está replicando el recurrente caos de las ciudades indias. Además, la situación se ha complicado desde el punto de vista de la convivencia política. Chandigarh es la capital de dos estados y el Capitolio de Le Corbusier actualmente está sometido a una grotesca repartición de los espacios, el 60 por ciento al Punjab, el 40 por ciento al Haryana, que se dividen el Secretariado y la Corte Suprema. Actualmente en la ciudad se intuyen opiniones distintas y en contraste. Unos piensan que "la planificación de Chandigarh es maravillosa pero las construcciones son una serie de monstruosidades" y otros siguen venerando a Le Corbusier como arquitecto, aunque pensando que "Chandigarh demuestra que era un pésimo teórico social". Unos creen que nos encontramos frente a un experimento valiente y que en sustancia ha funcionado. Otros denuncian el enfrentamiento de culturas entre la planificación urbana y el carácter vital y caótico "natural" de las ciudades indias. Otros recuerdan que la calidad de la vida en Chandigarh, precisamente gracias a esta planificación y a sus reglas, es la mejor de todo el país. Quizás no estaría mal escuchar a los estudiantes que se sientan en el césped de la Universidad del Punjab para comprender si Le Corbusier con su ciudad utópica le impuso a la India un modelo de "mercado" distinto y ajeno.
No se puede detener el crecimiento natural de los lugares, y así el antiguo mercado indio ha vuelto a crearse de forma espontánea, los porches de los que las casas populares denunciaban su ausencia se han convertido en garajes, nuevas construcciones despuntan por doquier al límite de las normas dictadas por la legislación, los taxis y las motos conducidos por sikhs en turbante, corren por las largas avenidas arboladas junto a los rickshaws de pedales, como en cualquier otra ciudad india. Pero Chandigarh sigue teniendo algo especial y es curioso comprobar cómo esta ciudad de cemento, con sus problemas, sus ocupas y sus contrastes queda engullida como una ruina viviente por su coloreada jungla local. Y que la caracterice una vez más el cemento, el criticado cemento, también con su Rock Garden. Se trata de un increíble jardín de rocas, estatuas, juegos de agua y galerías realizado con materiales de desecho, restos industriales recogidos en los últimos 50 años, a medida que la ciudad de Le Corbusier iba creciendo, por obra de Nek Chand, funcionario del gobierno de día y artista-coleccionista subversivo de noche, con un alma ingenua entre lo infantil y lo poético.

Cintya Concari
Immagini by Roberto Marcatti

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