27-01-2020

HOSPITALES Y ARQUITECTURA

Herzog & de Meuron, CPG Corporation,

Hillerød, Denmark, Singapur, Boston,

Hospitales,

Verde,

«Un hospital es una casa del hombre, así como la vivienda es también la casa del hombre», Le Corbusier




HOSPITALES Y ARQUITECTURA Se habla con frecuencia sobre los altos estándares de calidad alcanzados en el sector médico en Italia, un servicio sanitario que se presentaría idealmente como uno de los mejores en términos de asistencia universal, basado en la equidad y en la solidaridad, pero que, de momento, enfrenta muchos problemas, sobre todo en cuanto a fondos públicos: las listas de espera hoy en día son largas y las categorías socioeconómicas más débiles son las más afectadas. Las instalaciones médicas obsoletas representan el enorme legado que hay que modernizar y adaptar conforme a los nuevos y sofisticados requerimientos de un mundo tecnológico que crece sin parar, si bien no resulte nada fácil implementar las medidas necesarias para conseguir dar el salto de calidad. De acuerdo con los expertos, los hospitales deberían tener configuraciones flexibles, capaces de renovarse, que no envejezcan, puesto que «tras cincuenta años se vuelven obsoletas» y «el coste que supone construir desde cero equivale a los gastos de gestión de la estructura durante solo un año».
 
Para nosotros, los arquitectos, aunque no estemos solos y contemos con la colaboración de un equipo interdisciplinario, el reto sigue siendo sin duda muy ambicioso. De nuestra competencia se esperan esfuerzos para superar el brutal impacto que ejercen las estructuras viejas, austeras e inquietantes en el contexto arquitectónico urbano y en la esfera emocional personal, con propuestas que contemplen estructuras más abiertas y mejor integradas con el lenguaje del entorno, nodos funcionales auténticos conectados a las actividades sociales y a la vida cotidiana.
 
En una sociedad que apunta a abordar los temas ambientales con consciencia ecológica y con soluciones de vanguardia, son muchos sobre todo los problemas que el diseño arquitectónico debe resolver, puesto que el hospital es quizá uno de los organismos más devoradores de energía. Para crear edificios respetuosos del medio ambiente que permitan tratar a las personas sin degradar aún más nuestro planeta, la revolución medioambiental debe aligerar el impacto causado por el alto consumo de energía que requiere continuamente esta institución, apuntar a la máxima reducción de los desperdicios, y sobre todo del plástico, y remediar el problema del tráfico vehicular. La sostenibilidad de la que hablo no solo concierne una energía con parámetros ambientales y económicos extraordinarios, con el uso de materiales reciclables, que respeten el medio ambiente y libres de sustancias tóxicas, sino que ponga al ser humano en el centro de la intervención: para diseñar un buen hospital se requiere mucho más que buenas nociones funcionales, dimensionales y técnicas. Ayudar a humanizar un entorno aséptico y frío, eliminando la percepción de la disposición tradicional anónima, es otro de los requerimientos que reclamamos con urgencia.
 
Con respecto al proyecto jamás realizado para el hospital de Venecia, ya en 1964 Le Corbusier enfatizaba: «Un hospital es una casa del hombre, así como la vivienda es también la casa del hombre», para recordarnos que los criterios de diseño de ambas obras deben satisfacer las necesidades específicas del ser humano. Es esto lo que ha reiterado recientemente Renzo Piano, hablando de la necesidad de «recuperar una visión humanística».
 
Considero que con la adopción de medidas de precaución sencillas y con el uso del sentido común podemos mitigar aquellas circunstancias que, según la psicología ambiental, trascienden de forma negativa en nuestra sensibilidad, agravando las condiciones de estrés y ansiedad. La implementación de soluciones estratégicas de diseño basadas en parámetros relacionados con la percepción del espacio y de la luz, los efectos del color y las sensaciones táctiles y olfativas, puede ayudar a atenuar el rigor institucional dominante, creando una dimensión más familiar, acogedora y, por ende, tranquilizadora.
 
El estudio de trayectorias simples y funcionales, bien delimitadas visualmente y fácilmente reconocibles, que ofrezcan claridad en la navegación y eviten al paciente y al visitante la desagradable sensación de estar perdidos en un laberinto de corredores y pabellones. Preferir la luz natural, reemplazando los molestos sistemas de iluminación de alto impacto, que no consiguen crear la atmósfera deseada, con otros más adecuados y ajustables, representa una ayuda adicional importante que mejora la paz y el ánimo del paciente. Asimismo se han ponderado elementos que han resultado fundamentales a la hora de diseñar un centro de salud. Se ha probado, por ejemplo, que los espacios verdes distraen eficazmente al paciente de la preocupación que le causa su enfermedad, y le aportan serenidad y deseo de recuperarse de su afección: por este motivo, su presencia se ha convertido en un factor imprescindible en la experiencia terapéutica. Este elemento se ha introducido en los institutos que ayudan a mejorar el bienestar y las condiciones físicas y mentales, para complementar tanto visual como materialmente las áreas de hospitalización, combinando con el aspecto estético la prerrogativa de transmitir paz a las personas y hacerlas sentir menos aisladas, fomentando ocasiones de socialización, eliminando la sombría y rígida división entre «interiores» y «exteriores», y sosteniendo el proceso de rehabilitación, a la vez que se reduce el uso de analgésicos. Y si se extiende también alrededor del edificio, puede actuar como barrera acústica, absorber el smog y moderar las temperaturas del verano.
 
Fue Roger Ulrich, considerado hoy en día uno de los exponentes líderes en el sector de la psicología ambiental, actualmente profesor de arquitectura en el centro de investigación en materia de construcción de centros de atención sanitaria de la Universidad Tecnológica Chalmers, en Gotemburgo (Suecia), quien, mediante el artículo publicado en 1984 en la revista Science, demostró cómo lo que se ve desde una ventana puede ayudar en la recuperación posquirúrgica, compartiendo su experiencia personal y el gran consuelo que hallaba en las ramas verdes de los abetos, durante una larga convalecencia debida a una nefritis. Esta consideración ha dado pie a la idea de los «jardines sanadores» en las casas de reposo, hospitales, clínicas o centros de rehabilitación, y que se ha ido acentuando gradualmente, hasta crear los jardines de plantas aromáticas para los pacientes de Alzheimer, quienes presentan una percepción olfatoria menos afectada, y la hortiterapia, que consiste en crear un pequeño jardín o huerto con fines terapéuticos. Esta investigación cuenta con el respaldo de las teorías de Mary Jo Kreitzer, doctora de la Universidad de Minesota, que defiende las ventajas del aislar los centros de salud de los efectos negativos que supone el ruido de la ciudad para el paciente, con plantas, flores y manantiales.

Entre los hospitales que destacan por haber adoptado desde el principio estas iniciativas para hacer de la naturaleza parte integrante y decisiva del proceso de recuperación, me gustaría compartir el valioso ejemplo de uno de los países que mayor atención dedica a los espacios verdes: Singapur. En la ciudad biofílica se adopta y se fomenta desde hace años el poder sanador de las plantas: en el Hospital Khoo Teck Puat (KTPH), que cuenta con la certificación LEAF y ha obtenido múltiples reconocimientos en cuanto al cuidado tanto general como altamente especializado, se ofrecen altos estándares de asistencia en un entorno caracterizado por una vegetación exuberante. Bajo el concepto del modelo que impulsa al país, «La ciudad dentro de un jardín y un jardín en la ciudad» como «un hospital en un jardín y un jardín en un hospital», el hospital ofrece estupendas zonas verdes en cada planta, que acompañan constantemente al paciente en su trayectoria terapéutica, con vistas desde distintos ángulos.
 
La intención era crear un ambiente visual relajante, reconfortante y rejuvenecedor, con características sostenibles en cuanto a energía y recursos, y respetuoso del medio ambiente. La estructura se asoma al lago adyacente que contempla la configuración del proyecto, que atrae vegetación y agua al núcleo más recóndito del mismo. Las dos entidades se convierten en una única esencia. Desde la primera planta sale una cascada que se dirige al sótano, dando la sensación de que el agua llega de la cuenca aledaña y regalando una percepción de frescura.
 
Jardines verticales y escalonados, balcones y plataformas llenos de maceteros se entrelazan en varios niveles, ofreciendo rincones íntimos para disfrutar de la compañía de la familia y los amigos, involucrando los sentidos de la vista, el oído, el olfato y el tacto, y despertando la sensación de estar en un edificio completamente sumergido en un jardín. A este vigoroso ambiente no solo pueden acceder los pacientes, los visitantes y el personal, sino la vecindad entera. Árboles frutales como el plátano y el papayo y cítricos crecen en huertos que suministran verduras, hierbas y especias a la cocina del hospital. Se han seleccionado atentamente plantas y especies acuáticas para atraer a pájaros y mariposas. Pequeños bioestanques, que no solo ofrecen momentos poéticos de reflexión, se encargan de la filtración primaria del agua. Las plantas tropicales son sobre todo autóctonas, incluyendo varias especies raras en vías de extinción, y requieren poco mantenimiento. Voluntarios de la comunidad las cuidan con esmero y contribuyen con empeño a la conservación y producción de las variedades comestibles. Para obtener la máxima eficiencia sostenible, se han instalado sensores de lluvia que permiten minimizar el desperdicio de agua. La configuración en «V» orientada al norte optimiza la ventilación natural, lo que permite reducir en gran medida la dependencia de la ventilación mecánica.

Son cada vez más los ejemplos en el mundo entero en los que los espacios verdes se abren camino: un techo huerta con más de 25 cultivos distintos fue la elección natural del Boston Medical Center en 2017, como enfoque complementario para la salud y la participación colectiva, puesto en manos de los pacientes, jóvenes y voluntarios, que permitió suministrar miles de kilos de productos orgánicos frescos a los pacientes ingresados y a otros programas. No se queda atrás Italia, donde el hospital Maggiore Policlinico de Milán ha anunciado para el 2022 una nueva ampliación con un techo verde de 7000 m2 entre laboratorios de horticultura y terapia asistida con animales, áreas de diversión, descanso y reflexión. Un lugar de asistencia, pero también de ocio, juego y recreación, un centro de encuentro social, inspirado en el High Line de Nueva York.

 
El nuevo hospital North Zealand, en Dinamarca, diseñado por el grupo suizo de arquitectos Herzog & de Meuron, en colaboración con el estudio Vilhelm Lauritzen, elegido entre una enorme cantidad de participantes, incluyendo BIG y C. F Møller, promete desarrollarse a poca altura, como una huella orgánica en medio del bosque, siguiendo el sinuoso y suave contorno de un trébol de cuatro hojas, que rodea un patio verde de aproximadamente 121.000 metros cuadrados, y que se expande con jardines en los techos, entrelazándose impecablemente con el paisaje circunstante. «Conceptualmente, el paisaje se concibe como un bosque, y el hospital, como un pabellón», Herzog & de Meuron. La naturaleza y la luz del día formarán parte integrante del edificio, para transmitir la atmósfera terapéutica del espacio verde.
 
¿Cómo será el hospital del futuro? ¿La innovación tecnológica lo convertirá en un espacio virtual? Vivimos en la era de la virtualización, de una evolución tecnológica que no se detiene, y estamos viendo señales de fuertes cambios en el sector de la asistencia médica. Todos los ejemplos que he seleccionado comparten la intención y el empeño de hacernos olvidar que estamos en un centro de salud, proponiendo situaciones que, por atractivas que parezcan, no llegan a ofrecer exactamente la misma condición que puede vivirse estando en casa. En Singapur y en muchas partes de los Estados Unidos, como por ejemplo en la red de hospitales Mount Sinai, el paciente se sigue a distancia, con tratamientos en casa para las enfermedades no graves, puesto que la atención domiciliaria ha demostrado ser mucho más eficaz con respecto al tratamiento tradicional que suele prolongarse y acarrear una falta de autonomía, sobre todo para las personas mayores. El uso de sedantes es inferior, así como los casos de mortalidad; y el ahorro en términos económicos es extraordinario. Espero de verdad que algún día, quizá no muy lejano, podamos recibir servicios de asistencia en nuestra propia casa, rodeados de nuestras cosas, en un ambiente que nos dé mayor tranquilidad y nos exponga menos a un destino muy distinto de lo que solemos vivir en nuestra vida cotidiana.

Virginia Cucchi


Credits:
CPG Corporation | Khoo Teck Puat Hospital, Singapore
Project Lead Architect: Jerry Ong Chin-Po, Senior Vice President at CPG Consultants
Photographs: Courtesy of © CPG Corporation
www.cpgcorp.com.sg
Singapore

Herzog&De Meuron | New North Zealand Hospital, Denmark
Photographs/renders: Courtesy of © Herzog & de Meuron. 
https://www.herzogdemeuron.com/
Basel, Switzerland

Boston Medical Center
Rooftop Farm Installation by Recover Green Roofs
Photographs: Courtesy of © Recover Green Roofs
www.recovergreenroofs.com
Somerville, Massachusetts


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