El Palacio de Mariano Fortuny, un artista y diseñador que no deja de sorprender

En el Campo San Beneto, en Venecia, a pocos pasos de la parada de vaporetto Sant’Angelo, en el Canal Grande. Es domingo, una mañana de abril con un aire transparente y sereno, resultado del viento de bora que sopló la noche anterior. Pier Luigi Pizzi, maestro de la dirección y la escenografía teatral italiana, de 92 años espléndidamente llevados (nació en 1930 -tengo que repetírmelo dos veces, fascinada por su mirada rápida e incansablemente curiosa-), me lleva al descubrimiento de su última creación, la instalación del Museo Fortuny. Después del "acqua granda" de noviembre de 2019, que causó graves daños a la planta baja, el palacio ha sido restaurado y reabierto. Las obras, emprendidas gracias a importantes donaciones privadas, han sido supervisadas por el Ayuntamiento de Venecia y la Fondazione Musei Civici. Desde el 9 de marzo de 2022 se puede visitar el Palacio Fortuny, concretamente los espacios del "portego", en la planta baja, y la planta noble. Está previsto que en junio también se abra la segunda planta. La reordenación de todo el complejo, en la que colaboraron Gabriella Belli y Chiara Squarcina, tenía como objetivo que ‘Mariano Fortuny volviera a su casa’, como explica amablemente el propio Pizzi, ‘recuperando y exponiendo el increíble patrimonio de cuadros, libros, esculturas, objetos, vestidos, tejidos, lámparas, grabados, dibujos y maquetas que estaban en baúles y armarios en el palacio y en los archivos.’

Un patrimonio inestimable, que había sido arrinconado para dar cabida a exposiciones temporales que, de algún modo, habían oscurecido la huella dejada por Fortuny en el palacio, su casa, su taller e incluso su fábrica, desde 1898 hasta su muerte en 1949. Pier Luigi Pizzi ha estudiado y explorado los acontecimientos, pensamientos, escritos y obras de Mariano Fortuny, nacido en 1871 en Granada, para hacer revivir, al menos en sentido escenográfico y expositivo, su alma de investigador y creador incansable. La peculiaridad de esta polifacética personalidad, según Pizzi, reside precisamente en su capacidad para aplicar la invención práctica a la intuición artística, con un espíritu mucho más cercano al diseño que al arte. Fortuny dibujaba, grababa, pintaba, pero sobre todo inventaba procedimientos y tecnologías en diversos campos, desde la moda hasta el teatro, pasando por el interiorismo, patentando y registrando todas sus invenciones. Así creó pigmentos y resinas, pero también las máquinas para estampar sobre tela, por las que se hizo famoso en el mundo. Patentó cincuenta colores para pintar (las témperas Fortuny), concibió modelos de vestidos que pasaron a la historia, como el Delphos, junto a su esposa Henriette Nigrin, también musa y compañera, y las tecnologías para crear el plisado que caracterizaba el vestido. Inventó la cúpula que permitía a las escenografías teatrales obtener efectos de luz difusa y de atmósfera natural, incluida la del cielo nublado. Inventó lámparas hechas con tela y también mesitas portátiles y estantes móviles para los artistas, para sostener pinturas y pinceles y con una lámpara integrada. Diseñó y construyó el mobiliario del palacio, las vitrinas, los armarios de la biblioteca y los caballetes. Un creativo a ultranza, que se rodeó de belleza, cultura e ideas en su palacio en el corazón de Venecia.

La instalación de Pier Luigi Pizzi ha llevado la luz a los espacios del "portego", en la planta baja, y del salón noble, en la primera, en el que puede apreciarse la anchura (43 metros) de una ventana a la otra. La luz natural se complementa, a medida que avanza el día, con una hábil iluminación concebida por el arquitecto Massimo Gasparon. ‘El salón ha recuperado el espíritu del pasado’, afirma Pizzi, ‘cuando Fortuny y su mujer recibían en él a amigos, intelectuales, artistas, actores y nobles de toda Europa. Aquí mostraban sus creaciones, hacían negocios y se entretenían hablando de arte y poesía’. En las paredes, los suntuosos tejidos firmados por Fortuny y una cortina que cuelga del techo, tal y como el propio Fortuny había representado en un cuadro.

A un lado del salón se abre el jardín de invierno, con un fresco de 140 m2 que representa ninfas, faunos y espíritus alados entre guirnaldas de flores. Al otro lado, en una hilera de estancias, se puede admirar la sala de moda, con sus famosos trajes, la sala de armas, con armaduras, escudos y cascos antiguos en los que Fortuny se inspiraba al realizar sus creaciones, y, finalmente, el espacio más íntimo: su estudio de pintor. Pier Luigi Pizzi ha querido exponer su caballete con asiento, un autorretrato, el lecho de la modelo, las esculturas y los cráneos de animales que Mariano copiaba en sus bodegones. En esta estancia, más que en ningún otro lugar, se siente su presencia: parece que acaba de irse apresuradamente. En el caballete, un dibujo sin completar.

Antonella Galli

All images courtesy of Archivio Fotografico Fondazione Musei Civici di Venezia

01 Museo Fortuny @ fotografie di Massimo Listri
02 Mariano Fortuny y Madrazo in the library at Palazzo Pesaro degli Orfei (c. 1940)
03 Museo Fortuny, busts and little sculpture. @ fotografie di Massimo Listri
04 Palazzo Fortuny, formerly Pesaro degli Orfei, home of Museo Fortuny, in Campo San Beneto, Venice.
05 Mariano Fortuny y Madrazo, The painter’s studio in Palazzo Pesaro Orfei, c. 1940, Tempera on wood, 119 x 132,5 cm. Collections of Museo Fortuny.
06 Museo Fortuny, winter garden, @ fotografie di Massimo Listri
07 Museo Fortuny, the painter’s studio, @ fotografie di Massimo Listri
08 Museo Fortuny, model of the Teatro delle Feste designed by Fortuny for l’Esplanade des Invalides in 1910, @ fotografie di Massimo Listri
09 Mariano Fortuny y Madrazo, Portrait of Henriette Fortuny in Pompeii costume, 1935, Tempera on wood, 218 x 132 cm. Collections of Museo Fortuny.
10 Mariano Fortuny y Madrazo, Still Life. Chalks in the atelier, 1940, tempera on wood, 124 x 90,5 cm, Collections of Museo Fortuny
11 Mariano Fortuny y Madrazo, Self-portrait, c. 1935

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