03-03-2022

Casa Lana: una clase de Sottsass (y una poesía)

Ettore Sottsass Jr.,

Delfino Sisto Legnani, Alessandro Saletta for DSL Studio – photography,

Milán,

Antonella Galli, Interior Design,

El salón comedor que el arquitecto proyectó para la casa de su amigo Giovanni Lana, tipógrafo e impresor, ha sido reconstruido idéntico al original en una sala de la Trienal de Milán: un interior fluido e informal, perfectamente organizado, que da espacio al arte y a la vida.



Casa Lana: una clase de Sottsass (y una poesía)

Un día cualquiera, miércoles, de un febrero no cualquiera (en unos días se cumplen dos años desde que empezó la pandemia), visito Casa Lana en la Trienal de Milán, y esta vez con toda tranquilidad, sin el alboroto que acompañó a la inauguración en diciembre. Casa Lana replica las zonas comunes de la casa que Ettore Sottsass proyectó para su amigo y colaborador Giovanni Lana a mediados de los años 60. La Trienal la ha reconstruido en sus espacios gracias a la donación de la mujer del artista Barbara Radice Sottsass y a la contribución de la familia Lana. Está colocada en la planta más alta del Palazzo dell’Arte, en una sala permanentemente dedicada al Maestro (¡por fin!), para celebrarlo y recordarlo.

Desde el puente colgante que lleva a la sala me veo acogida por un baño de color: las paredes de la gran sala en la que está instalada Casa Lana están pintadas en rojo anaranjado y azul ciano, tonalidades elegidas por Christoph Radl, gráfico y diseñador que colaboró con Sottsass. En las paredes de esta sala se despliega una exposición que nos acompaña hacia la entrada de la Casa, situada exactamente en el centro del espacio. La exposición está dedicada al tema ‘Estructura y color’ que tanto le apasionaba a Sottsass, y su comisario es Marco Sammicheli. Se exponen pequeños diseños y grandes cuadros del maestro, fotografías y bocetos que ilustran sus continuas reflexiones sobre el espacio y los objetos, sobre las formas y los colores. A veces irónicos, a veces enigmáticos, sus trabajos hablan de él más que cualquier disertación. Un diseño concretamente me impresiona: una sala en la que una alfombra azul “se derrama” saliendo por la puerta de entrada como si fuera agua, decorada con pequeñas ramas, y con una mesa amarilla en el centro (Tappeti e tappezzerie, 1992-2003), 'alfombras y tapicerías'. Color y estructura, para Sottsass, eran un solo tema, dos conceptos intercambiables, dos caras de la misma realidad, sin que una de ellas predominase sobre la otra.

Por fin entro en la Casa. Recorro un pasillo perimetral donde las paredes revestidas de madera ocultan los armarios empotrados. Doblando dos esquinas en ángulo recto se llega a la zona central, delimitada por librerías y con tres sofás bajos dispuestos en forma de U, dos azules y uno rojo. En esta zona interna está situada también la mesa de comedor, de península, el escritorio, el piano y una superficie de apoyo abatible para la máquina de escribir y la calculadora. Estoy en el corazón de la casa, donde discurre la vida. Continuando se dobla otra esquina a la izquierda y se recorre un pasillo con percheros y una repisa alta en la que poner los cuadros. Vuelvo a encontrarme en la entrada. El proyecto es un paralelepípedo en el que Sottsass había reunido el sentido de la casa y que incluye todo lo necesario: repisas, estanterías, mesas, teléfono, percheros, pero también cuadros, paneles con franjas de color, jarrones y bandejas de cerámica, un tocadiscos y los altavoces de alta fidelidad. Lineal, pulido, funcional, pero además divertido, ligero e informal.

En 1967 en la revista Domus Sottsass había publicado Casa Lana, abriendo el reportaje con la perspectiva axonométrica de las zonas comunes de la casa. Quiso que las imágenes en las páginas siguientes la representaran habitada, con los zapatos de los invitados amontonados en la entrada, los abrigos colgados, los muchachos sentados en los sofás o tumbados en el suelo mientras charlaban, escuchaban música, comían o tocaban el piano. Un encuentro relajado, alegre y curioso; como él mismo. En el texto Sottsass describía el proyecto solo en apariencia al pie de la letra, añadiendo pequeñas anotaciones, donde se contiene su filosofía: con esa disposición de la casa, escribe, “uno siempre tiene una idea total de su vida, porque todo está ahí, en una plazoleta por la que se circula y se encuentra a los demás”. Una síntesis perfecta del concepto de espacio fluido que reúne funcionalidad y belleza. Una clase magistral de interiorismo y a la vez, una poesía tridimensional.

Antonella Galli

Imágenes: Courtesy of Triennale Milano triennale.org
Credito_Delfino Sisto Legnani y Alessandro Saletta '


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