13-12-2019

Urko Sanchez: SOS Children's Village en Djibouti

Urko Sanchez Architects,

Javier Callejas,

Tadjourah, Djibouti,

Ville,

SOS Children's Villages le encarga al estudio keniota Urko Sanchez un nuevo complejo de 15 viviendas para niños huérfanos en Tagiura, ciudad de Djibouti. Urko Sanchez proyecta una “medina” para niños que se inspira en la construcción tradicional árabe para hacer frente a condiciones meteorológicas extremas.



Urko Sanchez: SOS Children's Village en Djibouti

Entre los países del mundo donde opera SOS Children's Villages se encuentra Djibouti en el cuerno de África, y precisamente la ciudad de Tagiura, la más antigua del país y capital del distrito del mismo nombre. En 2012 la ONG que trabaja a nivel mundial con el objetivo de proporcionar una casa y un núcleo familiar permanente a los niños huérfanos, se puso en contacto con el estudio keniota de Urko Sanchez y le encargó que proyectara un comunidad de 15 viviendas en Tagiura. Actualmente el proyecto construido ha sido seleccionado entre los finalistas del prestigioso Aga Kahn Award.
La ciudad de Tagiura es famosa por ser la localidad donde se alcanzan las temperaturas más altas del mundo en el arco del año, un dato que influyó notablemente en el proyecto de Sanchez. De hecho fue fundamental observar y estudiar los métodos de construcción locales, especialmente los sistemas de ventilación pasiva que tradicionalmente se adoptan en estas zonas para combatir las desventajas del clima árido, aprovechando la cercanía del mar y las corrientes de aire derivadas.
Las 15 viviendas se pensaron como si se tratara de una pequeña aldea en el núcleo urbano, con callejuelas que se pueden recorrer solo a pie, donde los niños se sientan libres para circular aunque no estén acompañados, ya que la permeabilidad general de las casas permite que los adultos puedan vigilar constantemente la situación. El centro resulta por lo tanto una especie de aldea fortificada, entendida como lugar unitario y circunscrito, con edificios de distinta altura que descuellan sobre el recinto. El muro, que identifica el complejo sin dar la sensación de rechazo, se caracteriza en sus cuatro lados por aberturas rítmicas de pequeño tamaño inspiradas en las de las ventanas del interior, desde las que se puede establecer un diálogo visual con el contexto urbano. Este concepto, el de la relación entre la aldea de los niños y el contexto del entorno, es una de las características particulares de los proyectos que realiza la Ong SOS Children's Village, estimulando de esta forma la integración con la ciudad en determinados servicios, sociales y médicos.
Por otra parte, las paredes solo de color ocre que rodean la Aldea hacen que los residentes externos identifiquen esta zona específica, con una identidad bien precisa, que se ha granjeado el respeto de la comunidad. La referencia que evoca en quienes residen en aquellas zonas es evidentemente la Medina, el barrio antiguo típico de la ciudad islámica, que se desarrolla dentro de una muralla y está recorrida por calljones y callejas tortuosas, con abundantes elementos decorativos como fuentes, jardines, monumentos de valor y a donde no puede acceder el tráfico de vehículos. Las casas organizadas en el interior son un microcosmos protegido que miran una hacia la otra y en raras ocasiones hacia el exterior, comunicando a quienes las ocupan una fuerte sensación de intimidad.
A esta intimidad de las viviendas, pequeñas y con perspectivas determinadas, se añade la vista a un área semipública que se comparte con otras familias, a la que las personas acceden directamente, de forma que se han convertido en auténticas extensiones de los espacios domésticos. Cada una de estas pequeñas “plazoletas” compartidas y al aire libre incluye vegetación, asientos para tertulias, áreas de juego, lugares parcialmente escondidos en el enjambre de itinerarios esbozados por Sanchez en la aldea, pero necesarios para que los residentes se desplacen de un sitio a otro, rozando los espacios privados y estimulando las relaciones. Precisamente el arquitecto explica que el papel clave de la “plaza” deriva de la concepción existencial de los pueblos nómadas para los que es fundamental la relación con el espacio al aire libre.
Y continúa ilustrando su enfoque de un proyecto concebido en una localidad en la que, “como en muchos otros lugares de África, no existen normativas en materia de construcción, lo que deja a las empresas la libertad de construir edificios carentes de valor y de breve duracion, que a menudo dejan de lado la sostenibilidad. Para nosotros en cambio dicha libertad implica una gran responsabilidad y es la situación perfecta para experimentar un proyecto de alta calidad y de presupuesto limitado.”
El principio urbanístico en el que se basa la medina, que aprovecha las corrientes que se forman entre los callejones y la sombra que se genera gracias a la orientación de los edificios, ha servido de fuerte inspiración. Sanchez estudió la disposición y la altura mejores de los edificios agrupados, el trazado de los itinerarios y el tamaño de ventanas y aberturas entre las viviendas para crear pasajes de ventilación pasiva. En los puntos críticos el proyecto incluye torres con aberturas de ventilación en los puntos más altos, para capturar el aire más fresco y conducirlo a las plantas más bajas, manteniendo una corriente de aire refrescante en los espacios interiores.
El entramado urbano diminuto y los volúmenes adosados entre sí, cuyas viviendas en ocasiones se superponen creando cubiertas que se convierten en terrazas, proporciona las zonas de sombra que resultan vitales en estos climas. La alternancia de alturas y configuraciones de viviendas distintas que se aprecia en los alzados y en las secciones, mitiga la huella del edificio en el área. La permeabilidad general del complejo está reforzada también en el interior por la ausencia de puertas coincidiendo con las aberturas, y por la incorporación de los típicos moucharabieh, las rejas tradicionales que se usan en los palacios árabes para asegurar a la vez ventilación e intimidad. Esta elección también tiene una finalidad educativa ya que facilita la vigilancia de los niños por parte de las madres, ofreciendo a aquellos la condición ideal para jugar libres y seguros.
Mientras que la elección del sistema de construcción por bloques prefabricados de hormigón es casi obligada en este territorio para reducir los costes, la instalación de paneles fotovoltaicos consiente aprovechar los fuertes rayos solares para hacer que el complejo sea autosuficiente en términos energéticos. El acabado en color tierra de todos los muros confirma la vinculación con el paisaje con el que la construcción procura fundirse. A pesar de las escasas lluvias se ha incorporado algo de vegetación para estimular a los habitantes a que se ocupen del elemento natural, fuente de bienestar y de refrescamiento.
La impresión altamente positiva que se ha recibido de ellos está reforzada por la de los habitantes de Tagiura, que primero trabajaron en la construcción de la obra y a continuación empezaron a frecuentarla e integrarla en el tejido comunitario.

Mara Corradi

Architects: Urko Sanchez Architects
Client: SOS CHILDREN’S VILLAGEs International
Location: Tadjourah, Djibouti
Gross useable floor space: 1680 sqm
Lot size: mq 2600 sqm
Start of work: 2012
Completion of work: 2014
Team:
Chinese Contractor: Dji Fu
Fritz Bachlechner (Austrian Project Manager), Estrella de Andrés (from Spain), Oliver Kabure (from Kenya), John Andrews (from Uganda) and all the Djiboutian who worked on site.
Photographs: © Javier Callejas

Architecture for Social Gain 2015 – Merit Certificate
Architecture for Social Gain 2015: Built Project-Merit Certificate.
Aga Kahn Award for Architecture- Finalist
Archilovers: Best Project 2015.
Archmarathon International: Mixed Tenure Housing & Buildings 2016 - Winner.
AAK-Awards of Excellence in Architecture: Best Low Cost/Social Building Project, 2017-First Prize.
 


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