Ryan W Kennihan Architects: casa Baltrasna a las afueras de Dublín

Por deseo de una familia estadounidense que deseaba regresar a vivir en Irlanda, Ryan W Kennihan Architects recibió el encargo de reformar una granja en los campos del litoral al este de Dublín. La agricultura a pequeña escala es característica de estas zonas y por eso abundan las granjas constituidas por complejos de edificios con tejado de aguas que componen uno o más patios. Antaño estaban ocupadas por la misma familia que al ir creciendo tenía nuevas exigencias, por lo que hasta hoy estas granjas han sido siempre lugares en continua transformación. Desde el punto de vista arquitectónico los nuevos espacios eran el fruto de una acumulación de usos y funciones. Reconocidas como construcciones típicas autóctonas, las granjas son el centro de la vida de la gente y un símbolo de la cultura tradicional. En la zona costera al noreste de Dublín muchas de estas granjas siguen habitadas, aunque algunas se encuentran en ruinas y van desapareciendo lentamente, englobadas en los suburbios, entre grandes barrios residenciales y centros comerciales.
Ya en la primera visita al emplazamiento de la granja que nos ocupa, que desde el siglo XIX ha pertenecido a esta familia, Ryan Kennihan cuenta que sintió profundamente la memoria humana que rezumaban aquellas paredes: “Incluso sin recurrir al dogma de Ruskin, hemos de reconocer que gran parte del valor de las construcciones antiguas no reside solo en la evidencia histórica de culturas y tecnologías del pasado, sino en la percepción de las vidas que se vivieron en su interior y en los reflejos de la condición humana tal y como la vemos en su lenta decadencia.”
En ámbito privado el enfoque de una restauración destinada a restablecer las funciones de uso de un edificio histórico, se concentra generalmente en los revestimientos y aplicación de las medidas de aislación actuales. Pero esto conlleva la creación de espacios completamente nuevos, donde el pasado está presente mediante indicios, o bien se hace resurgir incluso con violencia excesiva, como si fuera un trofeo que exhibir, pero casi nunca se hace actual. Casi nunca se consigue conservar el vínculo emotivo con las historias y los usos que existieron antes de nosotros. Una imitación reemplaza el espíritu auténtico.
Sin embargo en la casa Batrasna el estudio de Ryan Kennihan pudo reflexionar profundamente en estos principios, gracias a la sensibilidad de los clientes que se dejaron guiar hacia elecciones consideradas contracorriente.
Frente a la presencia de unas ruinas, como en este caso, el enfoque más frecuente es derribarlas y volver a construir las siluetas, completamente vaciadas de significado. Pero teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto en este caso se apostó por una reflexión sobre la posibilidad de ejecutar una conservación extrema integrando las ruinas con la construcción nueva. Exactamente como los campesinos hacían históricamente, añadiendo volúmenes funcionales y transformando los usos. La autenticidad toma la forma de “aceptación de la ruina existente y creación de una nueva estructura que esté organizada según las características de la construcción local, utilizando sus formas y materiales.”

El largo proceso de evolución de esta granja había contemplado cómo al núcleo de la casa se habían añadido un establo, un gallinero y un almacén de herramientas de construcción más reciente, como se nota por la particular cubierta de tipo hangar. Una construcción espontánea, edificada con muros de piedra autóctona, que formaba dos patios con césped reparados de los fuertes vientos del litoral. La acción del tiempo se ve en cómo se han consumado las superficies y los objetos, como las contraventanas y los ganchos para el ganado en el establo. Además las cubiertas se habían derrumbado exponiendo a la lluvia y la intemperie los espacios y los objetos viejos abandonados.
El proyecto de Ryan Kennihan ha construido un nuevo volumen dedicado a la vivienda principal, siguiendo las líneas típicas de este tipo de construcciones, que se injerta transversalmente al cuerpo en ruinas. Tiene una sola planta, y las zonas comunes están unidas a los dormitorios con un pasillo recto. El nuevo edificio presenta muros a base de bloques de hormigón a vista enlucidos con mortero y puertas acristaladas que permiten máxima libertad visual entre el interior, el jardín y los edificios antiguos. El sencillo tejado de aguas de chapa ondulada oculta a la vista externa varios techos en forma de "tienda" que le dan a cada habitación una luz distinta y cambiante.
Las antiguas construcciones se limpiaron de escombros, permitiendo sacar a la luz todos los materiales de la edificación con sus superposiciones temporales. No se forzó su inclusión dándoles nuevos usos, sino que sencillamente acompañan actuando de cercas, de recuerdo y de contemplación. Los antiguos muros ya sin techo se han convertido en confines visuales y representan las etapas del trayecto de la vida de una familia, de la que la nueva casa entra a formar parte.
Con una sugestiva definición, Ryan Kennihan se ha referido a esta obra como a una “conversación de edificios a través del tiempo” , una vivienda que es a la vez antigua y nueva, particular y universal, familiar pero también misteriosa.

Mara Corradi

Architects: Ryan Kennihan, Jarek Adamczuk, Colin Mac Suibhne http://www.rwka.com/
Main Contractor: Peter Taaffe Builders
Engineer: Downes Associates
Location: Dublin, Ireland
Client: Private
Completed: 2020
Area: 115 sqm
Photographer: Aisling McCoy

Winner of the Best House en the RIAI Awards 2021

Winner of a Special RIAI Award for Research en Practice 2021

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