18-12-2019

Jorge Vidal y Víctor Rahola: Bodega en Mont-ras en Cataluña

Víctor Rahola, Jorge Vidal,

José Hevia,

Girona, España,

Bodegas,

Los materiales de la tierra y el detalle arquitectónico del arco son los elementos principales del proyecto de Jorge Vidal y Víctor Rahola en Mont-ras, en Cataluña. Una bodega parcialmente hipogea, a mitad de camino entre la casa y la viña.



Jorge Vidal y Víctor Rahola: Bodega en Mont-ras en Cataluña

La Cantina de Mont-ras en Cataluña, el último proyecto realizado en los 9 años que duró la colaboración entre Jorge Vidal y Víctor Rahola, es una obra de arquitectura que se funda en la geometría y la simetría. Por eso reina en toda la obra un marcado sentido del orden, generando serenidad. La misma que infunde la naturaleza salvaje e inconmensurable, aunque también cuando está domesticada por el esmerado trabajo del hombre.
Este es el contexto filosófico en el que se introduce el proyecto de Vidal y Rahola, donde el componente de regeneración del hombre gracias a la naturaleza y la valorización de la arquitectura como espejo de un paisaje que da buenos frutos, son principios básicos de definición.
En este caso se habla de la producción de vino, que ya por sí solo, a través de la literatura y del arte, se presenta como tema fascinante incluso para los abstemios. En quienes lo aprecian o incluso para quienes ocupa el centro de sus vidas, como los dueños de esta bodega, estimula una serie de sugestiones de gran interés para los proyectistas.
Vidal y Rahola tomaron precisamente como punto de partida la experiencia concreta de la producción del vino y de la lentitud de un proceso que se desarrolla por fases, que existe desde siempre pero que está en continuo perfeccionamiento. El tener que hacer gala de paciencia y dedicación llevó a asociar con el vino el concepto de protección, que en la construcción se tradujo concibiendo una estructura parcialmente hipogea colocada en una zona entre la casa de los dueños y la viña. Así que se coloca en a medias entre dos polos complementarios de la vida de una familia, la residencia y el campo, el lugar de reposo y el de actividad, dentro y fuera, por lo que gracias a tal emplazamiento a mitad de camino de todo resulta protegida y custodiada.
Continuando con este razonamiento la arquitectura “del medio” resulta tal también porque los proyectistas deciden realizarla en parte descubierta y en parte cubierta, en parte expuesta y en parte escondida, en parte proyectada hacia el cielo y en parte bajo tierra.
Este es el primer elemento de simetría: la bodega se encuentra medio incrustada en una pendiente que desde la casa de los dueños baja hasta la viña, de norte a sur, y la construcción está cubierta en gran parte por el terreno, despuntando con sus formas geométricas agraciadas hacia el sur, de cara al viñedo. Un túnel, también subterráneo, conecta con discreción la villa con la bodega.
La protección que proporciona el terreno no es solo un recurso sugestivo, sino también tiene su razón científica, vinculada con el grado de humedad para la producción y conservación del vino.
La planta del único nivel muestra una organización en cuatro sectores principales, intercalados por otros tres secundarios: empezando por el oeste, hacia la viña, se encuentra el almacén de maquinarias y la zona de carga y descarga, a continuación en el centro los sectores para la fermentación del mosto y su envejecimiento en barricas, y para terminar, un sector que no está relacionado con la producción pero que el cliente quiso incluir, es decir, la zona de degustación, como momento importante para compartir.
La oscuridad que se crea con la estructura hipogea es, al igual que la humedad, un dato importante para la producción, razón por la cual los sectores centrales están casi completamente a oscuras. Por otro lado, la luz necesaria para desplazar la maquinaria, los instrumentos y los productos internamente, la captura la propia obra de arquitectura y la dirige a las zonas donde sirve mediante las bóvedas perimetrales.
El detalle más interesante de toda la estructura de ladrillo es precisamente una sucesión de bóvedas perimetrales que se desarrollan en vertical, distribuidas a lo largo de las fachadas este y oeste. Sirven, además de para contener los esfuerzos laterales aplicados por la tierra, para dejar entrar la luz cenital. El mismo elemento se declina también en la fachada norte, donde las bóvedas llevan la luz a las cuatro zonas principales de la bodega. Frente a la cerrazón moderada de los tres lados descritos, contrasta el lado sur, donde cuatro amplios portones correderos de madera abren la perspectiva de par en par sobre las viñas. Sobre ellos, unas medias lunas giratorias permiten dosificar la entrada de la luz cuando los portones están cerrados.
El orden y la simetría están generados por elementos recurrentes: el arco, usado en vertical y en horizontal, el ritmo regular interior con variaciones funcionales, la fuga de la perspectiva buscada en los distintos puntos de paso.
Respecto a los materiales, al ladrillo, muy usado en la arquitectura local, y a la madera, se añade el hormigón de los pilares centrales y de la cubierta, una estructura abovedada que sostiene un jardín y que actúa también como depósito de agua de lluvia. Todos los materiales están aplicados con un acabado a vista, sin revestimientos ni barnizados, como si Vidal y Rahola hubieran querido establecer una especie de pacto de sinceridad con la tierra y la vegetación, sin temer el transcurrir del tiempo y el envejecimiento de la obra humana.

Mara Corradi

Architects: Jorge Vidal and Víctor Rahola
Architectural team: Jorge Vidal y Víctor Rahola
Consultants: BAC (structures), Mario Barredo (budgets and measurements), Rius&Rius (landscape and environmental)
Site: Mont-Ras, Girona, Catalonia (Spain)
Client: private
Builded Area: 573,64 sqm
Construction: 2016
Photographer: © José Hevia

First prize in Premios cerámica arquitectura de ASCER 2017
Finalist in Girona Architecture Awards 2017
Finalist in Architecture Enor Awards 2017
Finalist and Mention of the Jury in Barcelona Building Construmat Awards 2017


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