La Casa Intermedia, de Equipo de Arquitectura, adquiere la dimensión de una investigación yendo más allá de los meros deseos específicos o momentáneos del cliente. La casa del existenzminimum en Asunción, Paraguay, se convierte en una vivienda “intermedia” donde ninguna función y ningún espacio son predeterminados.
La Casa Intermedia es un experimento de vivienda mínima en Paraguay, realizado por Equipo de Arquitectura. Se trata de una reflexión sobre cuáles son los espacios mínimos necesarios para la vida de hoy y sobre cómo pueden organizarse de manera que no haya ambientes exiguos, sino que multipliquen su valor, incidiendo en la vida de las personas.
En los textos escritos por Equipo de Arquitectura, tales como “¿Por qué viajamos? o la importancia de la experiencia”, se comprende la intención de este grupo de ver la experiencia histórica como un proceso vivo. La arquitectura, la ciudad y todo lugar urbanizado, no son solamente espacios que el hombre construye sino espacios que transforman a la humanidad: “lo que nosotros proyectamos, nos proyecta”.
Y es por esto que aún hoy día existe la necesidad de estudiar el concepto de vivienda mínima, después de que esta idea fuera el eje central del CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna) de hace casi un siglo y de que muchas veces se haya vuelto a discutir sobre ello en todo el mundo. Para Equipo de Arquitectura, la satisfacción de las necesidades primarias que se refieren a la vivienda es un tema que se desarrolla uniendo todo aquello que hemos aprendido sobre el tamaño, las relaciones y la morfología de los ambientes domésticos, con los hábitos y las costumbres locales, por una parte, y con lo que la materia pone a disposición, por el otro. “La Arquitectura es una profesión que intermedia las necesidades del habitar con la transformación de la materia. Los arquitectos se vuelven intermediarios en esa voluntad de poder”, ellos sostienen.
La ocasión de experimentación se presentó con una parcela de no más de 200 metros cuadrados en la capital, Asunción. Un terreno rectangular, largo pero estrecho por tres de sus lados por los edificios residenciales lindantes y solamente con la entrada en el frente abierta hacia la calle. Los arquitectos trazaron un muro a lo largo de los tres lados perimetrales cerrados que se extiende hacia la vía de circulación, recabando un pequeño patio ascendiente que hace de espacio de recibimiento. El edificio de un solo piso, de hecho, se eleva ligeramente respecto del nivel de la calle. La fachada preanuncia los elementos principales de la estructura: las paredes de ladrillos a vista de diferente forma y con diferente colocación y las cuatro bóvedas de ladrillos que constituyen la cubierta.
Los interiores se abren sobre una planta libre, gracias a los elementos portantes reducidos a lo mínimo y a la distribución de los espacios que se modifica completamente mediante paneles móviles. La naturaleza, como parte integrante de la vivienda, se presenta generosa en dos momentos. Se divisa en el fondo donde se ha realizado un patio verde, y en el centro, donde una segunda apertura en el techo permite iluminar un pequeño jardín realizado en el espacio doméstico.
La luz entra por los arcos que no están cerrados con lunas, por la fachada principal de ladrillos parasol y, por último, por los huecos dejados intencionalmente entre un elemento estructural y el otro. Las vigas, los tabiques y las bóvedas están adosados y apoyados los unos en los otros y, sin embargo, mantienen su independencia formal. Esta solución confiere al conjunto la idea de una composición temporal y un gran ligereza, que es la clave de lectura del proyecto.
En esta intervención se siente la herencia de Louis I. Khan, en especial, en la solución que éste adoptó en el Kimbell Art Museum de Fort Worth, donde la cubierta de bóvedas difunde perfectamente la luz natural hacia los espacios de la galería. “Con Kahn aprendimos que el apoyo estructural puede convertirse en el apoyo funcional, motivo por el cual toda la cubierta de la vivienda descansa sobre los muebles que configuran el perímetro del terreno. Esa doble función es aplicable al espacio, en donde lo social y lo privado se van entremezclando según el uso. La flexibilidad funcional de la vivienda se ajusta a la condición permutable de los modos de habitar, donde el usuario de la casa se convierte en el arquitecto de esas transformaciones.”
Y aquí entra en juego la cultura local, por una parte por el modo de vivirla, y por la otra, por el modo de construir las bóvedas. Dicen los arquitectos que en este territorio la gente prefiere los espacios intermedios, que cambian en función de las situaciones, acogiendo muchas funciones y a diferentes personas. Mirando la planta, la casa de hecho se presenta en un único ambiente, en el que, sin embargo, el dormitorio ofrece privacidad gracias a los paneles móviles, los elementos de la cocina o los objetos de la sala aparecen y desaparecen detrás de las paredes plegables y una puerta corredera divide la zona más privada de aquella más pública. En el centro, en el jardín, un árbol de mango ofrece una separación adicional, pero sin limitar la entrada del aire y de la luz y sin anular la percepción de conjunto.
Por último, la cubierta de tierra cruda bajo forma de ladrillos, prensados manualmente, constituye un punto de conexión entre la obra manual y las técnicas industriales: los cortes realizados en el centro del bloque de ladrillo reciben las armaduras de la delgada capa de hormigón que se ha utilizado en las bóvedas, de manera que los dos sistemas constructivos trabajen juntos.
Mara Corradi
Architects: Equipo de Arquitectura (Horacio Cherniavsky, Viviana Pozzoli, Gabriela Ocampos, Franco Pinazzo, Rolph Vuyk) www.equipodearquitectura.com
Completion year: 2021
Location: Asunción, Paraguay
Area: 115 sqm
Landscape: Lucila Garay
Desk, chairs and living set: Saccaro
Blacksmith: Gabriel González
Carpenter: Marcial Careaga
Glass: Orlando Zacarías
Photographer: © Federico Cairoli http://www.federicocairoli.com/, (28-29) © Equipo de Arquitectura www.equipodearquitectura.com
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