Dosa Studio + Rojkind Arquitectos: Casa para Rosario, Ocuilan

El joven estudio mexicano Dosa participa en un proyecto de reconstrucción de un edificio afectado por el terrible terremoto que sacudió México en septiembre de 2017. Entre las realizaciones llevadas a cabo tras la tragedia, causante de numerosas víctimas y de daños a pueblos enteros, está la casa de Rosario, como la llaman los arquitectos de Dosa Studio, en el pueblo de Ocuilan. Particularmente afectado por los temblores posteriores al primer terremoto, que tuvo lugar el jueves 7 de septiembre de 2017, Ocuilan terminó con más de 800 inmuebles dañados y más de 250 casas inhabitables, según las fuentes de la Agenda Informativa de México.
Como Dosa, más de un centenar de estudios de arquitectura nacionales e internacionales se adhirieron al proyecto ReConstruir México, puesto en marcha con el objetivo de unir fuerzas para realizar proyectos de reconstrucción conscientes y sostenibles en las diferentes zonas afectadas por el seísmo. A principios de 2019, solo en Oculian se habían construido y entregado a sus nuevos propietarios 16 nuevas viviendas y muchas otras estaban en construcción o en proyecto. Dosa Studio se involucró, para la realización de su casa, con la familia Hernández, dedicada al cultivo de plantas y formada por Rosario, su marido Mayolo y su hijito Íker. Para el estudio mexicano no se trataba de la primera experiencia de diseño participativo. En efecto, recordamos el interesante resultado de Casa Palmas en Texcoco, en que los arquitectos de Dosa se involucraron con una familia, mucho más numerosa que la de los Hernández, para la realización de una nueva vivienda que pudiera mejorar las condiciones de vida de sus componentes. Se trataba de una situación muy diferente, ya que no había ocurrido una catástrofe natural, pero lo que hace que las experiencias sean comparables son los principios que han orientado el desarrollo del proyecto. En la casa de Rosario, los arquitectos han tenido a su disposición únicamente 50 m2 de superficie habitable, en la que han debido organizar la vida de una familia, y un presupuesto reducido, lo que ha comportado la utilización de técnicas de construcción humildes y rápidas. Pero, como en el proyecto anterior, la voluntad ha sido realizar una construcción destinada a durar en el tiempo, que no solo cubriera los parámetros residenciales mínimos, sino que ofreciera una mejor calidad de vida a la familia concernida respecto a lo que estaba dejando: una casa construida como simple suma de espacios en el tiempo, en el caso de Texcoco, y una casa gravemente dañada por el terremoto en Oculian. En ambas situaciones, la arquitectura ha sido entendida como sólido punto de partida para reconstruir la existencia del núcleo familiar.
Para que esto fuera posible, Dosa Studio, que ha trabajado en colaboración con Rojkind Arquitectos, ha tenido en cuenta la historia de los Hernández y las memorias de su casa en cuanto al modo en que había sido concebida y construida antes del terremoto. La vivienda original se describe como un conjunto de volúmenes separados correspondientes a las principales funciones convencionales que se desarrollan en una casa. El nuevo proyecto de la casa de Rosario mantiene esta subdivisión, racionalizando el espacio habitado en 4 bloques distintos: cocina, sala de estar y dos habitaciones, de las que la principal dispone de baño provisto de entrada independiente. Los bloques, de diferentes alturas, como si imitaran una pequeña aldea, están colocados formando un círculo en torno a un centro, una plaza privada que constituye la auténtica sala de estar. La circulación entre los espacios se realiza, como antes, por el exterior, pero la inclusión de numerosas puertas, todas orientadas hacia este nuevo “espacio” central, favorece el diálogo recíproco entre las funciones.
Resultan importantísimos los recorridos, marcados en los puntos de acceso a la “plaza” por escalones y losas de cemento, auténticos umbrales de la casa. La desalineación de los cuatro bloques crea escorzos particulares entre las paredes, que tienen, como punto de fuga, uno o varios árboles, símbolos para la familia de sus actividad principal, ligada a la tierra, a la riqueza proporcionada por la vegetación, que resiste más allá de las calamidades naturales.
Los materiales humildes son los mismos empleados para otras casas reconstruidas después del terremoto: el “ecoblock” para los muros, un material de construcción con una reducida conductividad térmica, similar al bloque de hormigón, pero compuesto por una mezcla de cemento, cal y arena mezcladas con tierra extraída in situ; y madera local para los cerramientos y los muebles.
Mientras que desde fuera la visión de las paredes en bloques muestra una construcción hermética, desde el interior las persianas rompen la monotonía de las paredes, al tiempo que favorecen la entrada mitigada de la luz. En torno a la casa no hay vallas ni tampoco se ha pensado en realizar una cubierta única. Como subrayan los arquitectos de Dosa, ha sido suficiente con la presencia de la vegetación para que se intuya un límite y la sombra de cada volumen como extensión del espacio privado.

Mara Corradi

Architects: Dosa Studio + Rojkind Arquitectos
Team: Michel Rojkind, Ruth Díaz, Raúl Medina, Sergio Sousa, Victor Cruz, Elí Ambriz, Mariana Rodríguez, Paola Monreal, Gustavo Guadarrama, Lorey Patlán, Carlos Espinosa
Client: Hernandez family
Location: Ocuilan (Mexico)
Gross useable floor space: 50 sqm
Competition: 2018
Start of work: 2018
Completion of work: 2019
Photographs: © Oscar Hernández + Zaickz Moz

http://dosa.mx/
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