21-09-2021

LA MODULARIDAD ES EL FUTURO 

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Imagina que no hay países
no es difícil hacerlo
nada por lo que matar o morir…
Imagina que no hay propriedades
me pregunto si podrás hacerlo, que no tiene que haber avaricia…"



<strong>LA MODULARIDAD ES EL FUTURO </strong><br />
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Imagina que no hay países, no es difícil hacerlo, nada por lo que matar o morir …Imagina que no hay propriedades, me pregunto si podrás hacerlo, que no tiene que haber avaricia”, son las palabras de una famosa canción, de un hombre que se convirtió en leyenda, que ha sabido provocar pero también soñar, que nos invita a desnudarnos de todo aquello que no represente la verdadera riqueza para así sentirnos realmente libres y quizás, más satisfechos. Una utopía que sería bello ver realizada pero que no hemos conseguido. Sus palabras, inspiradas en el idealismo más puro y en el fuerte deseo de cambio habrían sido con seguridad la solución ideal a lo que en este momento nos está preocupando seriamente, para no decir agobiando. Las cosas no han ido precisamente según las nobles aspiraciones de ese gran revolucionario que representaba John Lennon y, más que hippies, con el auspicio de una sintonía armoniosa con la naturaleza y de un mundo pacíficamente globalizado, nos encontramos en una especie de encrucijada, un punto desde el cual las decisiones que tomaremos serán determinantes y sanarán o empeorarán irremediablemente las fracturas.
 
Corría el 1976 cuando en Vancouver, Canadá, se organizaba la primera Conferencia de las Naciones Unidad, Habitat I, para hablar de las preocupantes consecuencias que la rápida urbanización y en rápido aumento hacía pronosticar. El grupo de participantes, invitados a proponer lineamientos que pudiesen contribuir con un crecimiento sostenible desde el punto de vista económico, social y ambiental, estaba constituido por figuras sumamente carismáticas, emblemáticas y representantes de los sectores más variados. Su aportación iba desde la arquitectura a la economía y la antropología cultural, con la participación de un exponente del gobierno, el primer ministro de Canadá Pierre Trudeau, una monja católica misionera albanesa y Premio Nobel de la Paz, Madre María Teresa, dos pioneros de ideas visionarias, Paolo Soleri y Buckminster Fuller, la mítica antropóloga cultural Margaret Mead a la economista y escritora Barbara Mary Ward, interesada en los problemas de los países en vías de desarrollo. El mundo observaba la extraordinaria participación conjunta de todas estas personalidades comprometidas en el esfuerzo común de contribuir con un crecimiento económico más equilibrado y de preservar el patrimonio del planeta bajo riesgo de extinción.

La urbe, a 45 años de aquel famoso convenio de importantes personalidades, sigue siendo el foco de la discusión, puesto que nunca ha dejado de crecer sino que, más bien, su fuerza como polo de atracción ha aumentado. La mayor parte de la población vive y se sigue desplazando hacia las zonas urbanas a un ritmo progresivamente creciente y, aunque pueda parecer una paradoja, los auspicios de mejores condiciones que se había idealizado muchas veces han sido una desilusión. No es fácil encontrar viviendas a precios accesibles y la rutina cotidiana con frecuencia choca con las aspiraciones de una vida más compartida y menos aislada. Frente a estos retos el arquitecto debe esforzarse en estudiar soluciones que ofrezcan alternativas. El pasado nos reserva ejemplos, verdaderos y reales paradigmas que pueden servir como punto de partida para esta búsqueda.
Paolo Soleri, uno entre los personajes importantes, que ha dedicado toda su vida a la arquitectura responsable, nos ofrece variados elementos de reflexión en este sentido. De la idea de una arquitectura inescindible de la ecología nació su eco-ciudad experimental, Arcosanti, prototipo de una realidad enérgica y productivamente autosuficiente. Y no es el único, porque entre los precursores de la sostenibilidad tenemos a otro arquitecto, inventor, filósofo e ingeniero, un hombre del todo anticonvencional, Buckminster Fuller, un verdadero campeón de la libertad absoluta de pensamiento que, al igual que Soleri, ha intentado buscar y sugerir un modo radicalmente diferente de manejar los recursos humanos y los materiales, garantizando la sobrevivencia del hombre y del planeta. Y que los habitantes de la ‘Astronave Tierra’, como él la llamaba, trabajasen juntos como una tripulación, era una premisa que consideraba imprescindible.



Buckminster Fuller, DYMAXION house.1945. 

Tomando ejemplo del universo, que por su perfección consideraba el maestro primario de sus inspiraciones, definió todas sus realizaciones bajo el respeto de una de las leyes naturales que para él era fundamental, el uso de la menor energía posible para obtener un resultado de máxima eficiencia. La Dymaxion House, concebida en 1927, y posteriormente mejorada hasta que fue rediseñada en 1945, había sido ideada para enfrentar la crisis de viviendas y carestía de materias primas que se vivió durante los años de la posguerra. Ingeniosamente terminada en 3 versiones, nunca logrará llegar a la producción industrial a causa del perfeccionismo extremo de este hombre que, perennemente inconforme, continuaba a aportar mejoras cada vez más avanzadas. El proyecto resalta el concepto del “hacer más con menos”, conservando así un patrimonio que estaba por acabar. Aún hoy cumple con todos los requisitos que lo convierten en un modelo de referencia para la casa del futuro. ‘Dymaxion’ es el término utilizado por Fuller para llamar a sus creaciones, una síntesis de los 3 conceptos DYnamic MAXimum tensION / dy namic , max imum y tens ion, que constituían la esencia de los prototipos.

Resistente y liviana, diseñada para ser entregada dentro de dos paquetes cilíndricos y luego ensamblada, imaginada como un conjunto de piezas producidas en serie en una catena de montaje, como un automóvil, y cuyo precio sería, precisamente, el de un coche, apenas 3000 dólares, pretendía aprovechar al máximo el espacio y la versatilidad en función del lugar y del clima. Su sistema arquitectónico, una conformación geométrica que se desarrollaba con forma hexagonal y, seguidamente, redonda, alrededor de un enorme pilar central con un depósito de combustible y una fosa séptica en su interior, la hacía muy eficiente en caso de eventos tales como terremotos y huracanes porque estaba separada del terreno mediante cables de acero, enganchados al extremo superior del pilar y a la placa del piso. La modularidad de todos sus elementos permitía desmontarla y volverla a montar en pocas horas, y ofrecía soluciones perfectas para el transporte desde la fábrica hasta el sitio donde estaba previsto el ensamblaje. Otras soluciones innovadoras, al límite de lo visionario, se habían previsto en parte para los materiales, seleccionados por sus características naturales y posibilidades de reciclado y mantenimiento, que no era necesario pintar, como, por ejemplo, los paneles externos de material vegetal reciclado, el piso y techo de caucho de neumáticos, así como divisorios, pavimento y muebles inflables, y en parte para algunas técnicas capaces de aportar una mejor eficiencia energética, tales como, la autoventilación, la autorregulación de la temperatura e, inclusive, un sistema de autolimpieza, sin olvidarse de un área para el huerto en el balcón alrededor del piso principal. Y es a partir de una concepción sinérgica y ecológica del universo que nace este pequeño ecosistema hecho a la medida del hombre, un mundo autónomo insertado en una realidad más grande (la tierra), con la que se comunica y se relaciona mediante una ósmosis continua que proporciona sustentamiento y energía en la óptica de una vida sana para el ser humano. 

Desde hace tiempo se vienen adoptando los sistemas modulares por su extrema ductilidad y capacidad de satisfacer necesidades imprevistas y urgentes, más esta técnica ha perdido gradualmente la connotación de remedio listo y provisional para adquirir valores de calidad y durabilidad. Versátiles y adaptables, de rápido embalaje, fáciles de transportar, modificar y adecuar a los diferentes climas, funciones o culturas específicas, han representado la respuesta ideal a los problemas contingentes, con la ventaja de que con frecuencia han revolucionado el nivel de vida de muchos de sus residentes y habitantes, ventajas que han sabido conservar e incentivar. La aparente sencillez de su aspecto modesto, símbolo de una elección habitacional prototipo de masa, con el pasar del tiempo ha evolucionado muchísimo, por no decir que se ha idealmente transformado. Formas compositivas cada vez más sofisticadas, módulos o rejillas bastante diversificadas a pesar de lo repetitivas, han introducido con una mayor variedad de diseños una más variada complejidad espacial, permitiendo un número ilimitado de posibilidades y ampliando la libertad individual de interpretación personalizada. Comparada con las técnicas de construcción convencionales, la prefabricación aligera los tiempos de fabricación, permite reducir los costes de mano de obra y de consumo de energía sin tener que experimentar el desperdicio de materiales, gracias a la racionalización inteligente de la planificación atentamente estudiada y posteriormente aplicada en un ambiente de producción controlado, en el que el empleo de herramientas mecánicas asegura precisión y uniformidad. Inmediatez, flexibilidad y optimización de los recursos son los requisitos necesarios para un futuro más cuidadoso del medio ambiente, requisitos que no deben significar vínculos y restricciones sino hablar de generosidad y valor añadido, gracias a las aportaciones de un proyecto creativo y a una apertura sincera y al deseo de dar.

Vivir en una casa gratificante, en la óptica de la economía y de la ecología, quizás incluso que pueda desmontarse, volverse a montar y transportarse como un verdadero juego de armar para niños, en este momento en el que nos aqueja una grave carencia de pisos y nos vemos obligados a la movilidad habitual implícita en la mayoría de nuestros trabajos, suena como una opción atractiva. Hace algunos años un grupo de jóvenes arquitectos decidieron fundar su propia actividad, Studio Bark, concentrándose casi exclusivamente en el diseño sostenible. U-Build es una propuesta reciente, un sistema que se focaliza en el objetivo de hacer una construcción lo más elemental posible, de manera que cualquiera pueda, con un taladro y un martillo, tener el placer de ser el artífice de su propia casa. El nombre escogido para identificar a este proceso compendia la filosofía de un gesto que pretende hacer de la construcción una acción a la que todos puedan acceder, que sea posible manejar de forma autónoma e individualmente. Un juego para niños que se convierte en un entretenimiento para grandes, las piezas del famoso Lego que ha representado un entretenido y apasionante pasatiempo para muchos de nosotros durante nuestra infancia, crecen convirtiéndose en grandes bloques en proporción con las exigencias, pero conservando su característica de fondo, el placer de construir, al que en este caso se suma también el de habitar la propia creación y, eventualmente, pasado algún tiempo, repetir la operación aportando cambios, ampliaciones y escogiendo otra ubicación, según se desee. La composición modular, que ha sido proyectada y simplificada al máximo gracias al empleo de un software paramétrico y a los componentes de madera, previamente realizados localmente con precisión milimétrica, permiten que el montaje de la obra lo realice hasta el menos experto, quien tiene una experiencia limitada o, inclusive, quien carece de toda competencia específica. Este juego de bloques gigantes de madera, que por lo general no requieren de una cimentación en cemento sino que pueden apoyarse en el suelo sobre un asiento ligero, permite un grande ahorro de CO2 y refleja no solamente una marcada sensibilidad y preocupación por un ecosistema frágil y afectado, sino también la firme convicción por parte de los autores de la importancia del saber construir autónomamente para convertirse en ciudadanos más conscientes y sentirse mayormente parte integrante de una sociedad que se podría mejorar. Actualmente realizable hasta de 3 pisos de altura, U-Build permite una amplia configuración de opciones y, sobre todo, representa un bien que podemos llevar con nosotros y verlo crecer, adaptándolo a aquellos eventos que durante nuestra vida nos donarán integrantes nuevos y que requerirán de una evolución consecuente también de nuestra pequeña morada. 

Y también está IKEA, una empresa que ha hecho del ensamblaje el paradigma de su inmenso éxito, que nos sorprende con una reciente y ambiciosa meta que parece haberse planteado aplicando el modelo del hazlo tú mismo, desde siempre fundamento de su estrategia comercial, en un proyecto de dimensiones mucho más amplias. Casi anticipando la cuestión que ha involucrado a los participantes de la Bienal de Venecia que se está realizando en una reflexión para buscar respuestas, el grupo sueco, con su propio laboratorio de diseño global SPACE10 y la colaboración de los arquitectos del estudio EFFEKT, desde 2017 se ha dedicado a la búsqueda de una solución que pueda responder desde el punto de vista habitacional a los problemas que cada vez se están complicando en el horizonte metropolitano del mundo en general.El crecimiento demográfico urbano previsto en número exponencial en los años futuros, con la consecuente necesidad de viviendas, en áreas edificables cada vez más escasas, ha incentivado al equipo, compuesto por representantes de diferentes sectores de especialización, a abrazar una serie de medidas indispensables para permitir la implementación de alternativas concretas de cambio. ‘The Urban Village Project’ es la visión que surge de la atenta investigación sobre nuevas posibilidades para las comunidades urbanas, reformulando el ambiente construido y proponiendo un método más flexible para una casa que satisfaga los requisitos de habitabilidad, sostenibilidad y conveniencia. “Un nuevo modo de vivir en comunidad”, como ha sido definido, que nace de un replanteamiento profundo del diseño y de la construcción, sin olvidar el aspecto económico y previendo un estilo de convivencia basado en el compartir. Con el objeto de promover la unión de la comunidad, aliviando el progresivo aislamiento social provocado, principalmente, por el ritmo apremiante de la cotidianidad, el programa incluye, entre las variadas estrategias y sistemas de apoyo, cenas comunitarias, guardería para los hijos de los residentes, espacios para el intercambio intergeneracional, jardín urbano, gimnasio, tienda de alimentos y transporte compartido. El acceso de los residentes a los servicios y estructuras contempla una interfaz digital para la gestión cotidiana.

Y es con una particular adaptabilidad a las múltiples necesidades de los más variados usuarios, con tipos reversibles desde monofamiliar hasta multigeneracional o viviendas compartidas, que se formulan los esquemas habitacionales, reducibles, ampliables y adaptables con extraordinaria ductilidad. Una modularidad que sintetiza el principio imprescindible de que “la misma talla no puede quedarle bien a todos” y que se adapta a la formulación de flexibilidad absoluta que caracteriza a la unidad habitacional, que funciona tanto para los solteros como para las parejas con varios hijos, los jubilados o los grupos de estudiantes. El enfoque presenta muchos matices y desde el punto de vista de la sostenibilidad social protege los intereses de su público, no solamente comprometiéndose con una reducción considerable de los costes de construcción comparados con los de los métodos tradicionales, gracias a un sistema de edificación modular estandardizado, prefabricado, producido en serie y embalado en plano, sino además tratando de colaborar con inversores a largo plazo para financiar las unidades habitacionales, haciéndolas más económicas para el mercado. Desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental, el edificio propuesto, realizado por completo con madera laminada cruzada, pretende entrar en el circuito de una economía circular previendo que casi todos sus componentes y materiales puedan desmontarse y sustituirse, reutilizarse y reciclarse.

Virginia Cucchi

Credits:

cover- EFFEKT architects, 'Urban Village Project' per SPACE10. Render, Courtesy of EFFEKT
foto 01-03: EFFEKT architects, 'Urban Village Project' per SPACE10. Concept Diagram. Courtesy of EFFEKT
foto: 04: Buckminster Fuller, DYMAXION house. Foto archivi. 
foto 05-11: EFFEKT architects, 'Urban Village Project' per SPACE10. Concept & Render. Courtesy of EFFEKT
foto 12-14 : Studio Bark, U-Build. 


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