08-07-2021

CÓMIC Y ARQUITECTURA

DC Comics, Frans Masreel, Chip Kidd & Dave Taylor, Hugh Ferriss , Comics, Winsor McCay.,

abstract



<strong>CÓMIC Y ARQUITECTURA</strong><br />
Paused...
El cómic y la novela gráfica han sabido ofrecer a la arquitectura los medios para una democratización de su proceso de comunicación. Utilizados inicialmente como lenguaje subversivo por los movimientos radicales, gradualmente fueron adoptados como alternativas a los métodos consagrados por la tradición y banalizados por la estandarización. Formas caracterizadas por una originalidad y una personalidad diferentes, que algunos arquitectos han utilizado por ser capaces de sintetizar y simplificar conceptos, expresándolos con gran claridad e inmediatez y de afirmar una individualidad, quizás un poco excéntrica e irreverente, pero ciertamente distinta e inconformista. Las técnicas de narrativa gráfica cronoespacial que utilizan presentan muchas similitudes con las arquitectónicas y son especialmente adecuadas para la representación secuencial de un proyecto en su evolución y dinamismo. El género, sin embargo, permaneció circunscrito al ámbito de un pequeño grupo de seguidores apasionados y entusiastas, sin reconocimiento académico hasta principios de los años setenta. Ciertamente más nutridas son las ideas que la arquitectura, en una relación que, por así decirlo, se invirtió, sobre todo en los últimos treinta años del siglo pasado, inspiró a ilustradores y dibujantes de cómics, aportando material variado, desde la lectura fascinada de artefactos intrigantes hasta visiones urbanas inquietantes, vidas para ser contadas o ficcionadas con auténticos mitos, protagonistas carismáticos y discutidos de su historia, situaciones metropolitanas y ambientales que son fuente de gran malestar, que no solo han sido reproducidas formalmente, sino profundamente analizadas en las consecuencias que han causado. En definitiva, se ha activado un intercambio muy prolífico que ha permitido tejer historias sociales en las que el contexto ha sido exaltado o denigrado, sugiriendo poderosas oportunidades de asombro y evasión, pero sobre todo de reflexión y replanteamiento de condiciones de absoluta necesidad de cambio. Entre los retratos urbanos más significativos de la novela gráfica de sus inicios, fascinan e impactan las xilografías de Frans Masereel, uno de los pioneros de la novela gráfica sin palabras, que ilustró obras famosas de la literatura mundial, desde Thomas Mann hasta Émile Zola. Y es una obra en particular, ‘The City’,/em>, publicada en 1925, que puede recordarse como obra capital de este maestro expresionista pacifista. Las planchas A5, en un marcado contraste entre el blanco y el negro, sugieren, con la fuerza dinámica de muchos fragmentos, instantáneas intensas y bellísimas, el carácter de una Europa metropolitana preparada para una rápida modernización, a principios del siglo XX, en el periodo entre las dos guerras mundiales. Un retrato que reúne muchas facetas, dictadas por las emociones que vivió Masereel, moviéndose entre París, Berlín y Bruselas. Los placeres que ofrece la vida en la ciudad fluyen junto con las tragedias y la soledad que provoca. La invitación que se nos dirige, como se ha señalado, es observar, a través de una serie de ventanas, un poco como mirones que miran pero no pueden intervenir, la crónica de la existencia humana, que, con fuertes diferencias económicas, se desarrolla en las calles abarrotadas, con tanta ‘proximidad y distracción’, en una alternancia caleidoscópica de la alegría y la riqueza, inseparables de la exclusión, el sufrimiento, la violencia y la muerte, algo no tan diferente de lo que ocurre en nuestra urbanidad contemporánea. Observar nos hace cómplices y nos obliga a una inevitable reflexión.



"Esta es la ciudad y yo soy uno de los ciudadanos. Todo lo que le interesa a los demás me interesa.", escribió Walt Whitman en el prefacio, involucrándonos éticamente a todos en una participación y un reparto de responsabilidades imprescindibles. Sin una traza delineada por la trama clásica, la gran ciudad se despliega pintando la sociedad en sus múltiples aspectos a través de la variada sucesión de momentos que se alternan en el arco del día y la noche. Muchas instantáneas que nos ofrecen retratos de una existencia conducida en privado o bajo la mirada de todos, que reflejan con limpia precisión el interior de la casa de una familia pobre, reunida para cenar, frente a una ventana abierta a los humos que exhalan las vecinas industrias, o el cuerpo sin vida de alguien que probablemente no tiene identidad y por quien nadie está llorando, junto con la abarrotada ceremonia fúnebre de algún importante representante del Estado, prostitutas y vida de fábrica. Es con melancolía o, tal vez, con un anhelo de un mundo mejor que el cuento se abre “con la figura de un hombre sentado en una colina cubierta de hierba, mirando el paisaje urbano de chimeneas frente a él ” y se cierra “con una mujer solitaria que admira un cielo estrellado desde su buhardilla”. Conociendo el compromiso social del autor, ciertamente no se trata del deseo de un medio ambiente ecológicamente más limpio, sino más bien de una referencia al mito del hierro y la multiplicación de las acerías, quizás un deseo de una condición más equitativa para esa clase obrera, con la que siempre ha simpatizado, que no puede encontrar redención de la dureza de un miserable estado de precariedad.
El trabajo, el cansancio y el peligro destacan en el trasfondo de un skyline moderno, que evoca el estadounidense, y constituyen el compendio conciso pero muy elocuente de la portada de la edición de Denver 2006: los edificios se elevan hacia el cielo, apoyados uno contra el otro, como testimonio de un bienestar creciente en contraste con el hombre, perteneciente a la clase obrera, que en primer plano debe desafiar las vertiginosas alturas, dotado de medios que parecen no precisamente adecuados. Las imágenes tienen más fuerza que las palabras y suenan como gritos de protesta. El contraste en blanco y negro se utiliza con efectos visuales muy dinámicos y el propio Thomas Mann presentará una obra de Masereel que enfatiza el proceso narrativo similar a la secuencia cinematográfica: ”¡Oscurece la estancia! Siéntate con este libro junto a tu lámpara de lectura y concéntrate en sus imágenes mientras pasas página tras página. ¡No reflexiones demasiado! No es una tragedia si no puedes capturar todas las imágenes a la vez, del mismo modo que no importa si te pierdes una o dos tomas en una película”.
 



Las exposiciones y ferias internacionales serán un interesante referente al que recurrirá la fuerza imaginativa y crítica de los artistas, traduciendo aspiraciones en imágenes o condenando ambiciones. La Exposición Mundial Colombiana de 1893 en Chicago ofrecerá a Windsor McCay un rico repertorio de modelos fantásticos que formarán parte del reino onírico del Rey Morfeo, escenario de las aventuras nocturnas del pequeño Nemo. La Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes, celebrada en París en 1925, también ejercerá una poderosa influencia, con una tendencia general personificada en el estilo Art Déco, que caracterizará todo el siguiente decenio. Las artes aplicadas toman la delantera a las artes decorativas, dominadas por el gusto Art Nouveau, y el nuevo movimiento combinará la artesanía refinada con una decoración geométrica muy lineal que se inspirará no en la naturaleza, sino en la fe en el progreso tecnológico y social. Los rascacielos estadounidenses marcan la cima de este movimiento: son los edificios modernos más altos y reconocibles del mundo. Su altura, su forma, su color y su extraordinaria iluminación nocturna se convertirán en elementos importantes para escenarios muy sugerentes, recurrentes en varios cómics de la época, retomados también en ediciones posteriores. El diseño arquitectónico de los años treinta constituirá una caracterización destinada a realzar la fuerza expresiva de las ambientaciones gráficas.


Con el final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos asistió a un verdadero boom de la industria automovilística y a un gran aumento de la productividad. Desafortunadamente, debido a la fuerte caída en los precios de las acciones, se producirá el colapso del mercado de valores y llegarán los años difíciles de la Gran Depresión. Con la intención de superar la recesión y reactivar la actividad económica, las iniciativas del programa New Deal, impulsado por el presidente Franklin Roosevelt, contarán con el apoyo de un grupo de empresarios que, en plena crisis, decidirán, en 1935, organizar una exposición internacional. Trabajaba con ellos un personaje que será de gran importancia en la historia de la construcción del país, a menudo posteriormente identificado como el constructor por excelencia con el sobrenombre de 'Master Builder'. Robert Moses, en ese momento responsable de parques en la ciudad de Nueva York, con absoluta confianza en la importancia del proyecto, hizo eliminar el vasto vertedero de Queens, logrando que el sitio resultara adecuado para los diversos pabellones y con la idea de que se convirtiera en un parque urbano al acabar la exposición. Una enorme campaña publicitaria dará resonancia a la segunda feria estadounidense más cara de todos los tiempos, que se inaugurará en 1939. ‘Construir el mundo de mañana’ será el tema de una agenda centrada en el futuro y marcada por el eslogan de apertura ‘Alba de un nuevo día’. Por la paz y la libertad’ será, por su parte, el lema elegido para 1940, un deseo dirigido con confianza a una posible resolución del nuevo conflicto mundial que estalló inesperadamente en esos momentos. Las dos construcciones blancas que dominaban el conjunto por su tamaño eran el enorme globo Perisphere, que contenía la reproducción de una ciudad utópica del futuro, Democracity, y Trylon, que con Futurama, financiada por General Motors, pretendía representar la ciudad del futuro en 1960, dominada por los coches. Aunque instalaciones temporales, serán dos muy populares referentes simbólicos, que se repetirán con mucha frecuencia en el cómic.

El evento, que prometía celebrar la innovación y la modernidad, con la intención de ofrecer a los visitantes una grandiosa visión del ‘mundo del mañana’, causará una fuerte impresión e influirá en toda una generación de estadounidenses. La literatura, el cine y la televisión tendrán abundante material para reelaborar y DC Comics publicará una serie de gran éxito y de larga duración dedicada a ‘Superman en la Exposición Universal ’, a la que se unirán, al año siguiente, Batman y Robin. Las referencias arquitectónicas vinculadas a este hecho concreto se irán alternando con el tiempo y el propio Superman, en su evolución, que como hombre normal lo llevará en su alias ‘Man of Tomorrow’, deja intuir fácilmente lo clara que es la alusión al tema de la Feria, ‘World of Tomorrow’.


El paralelismo entre la arquitectura y las aventuras de Superman y Batman ha experimentado una sucesión de cambios y transformaciones progresivas en la dualidad contrastante de la visión solar y nocturna de Metrópolis y Gotham, las ciudades que serán, respectivamente, hogar y contexto de las hazañas de los dos superhéroes enmascarados. A pesar de los diversos intentos de identificación que se han ido planteando como hipótesis, la interpretación que sonaría más convincente vislumbra en la dicotomía antitética las contradicciones de una misma realidad urbana. Una condición que es común a cualquier gran metrópolis estadounidense, enfatizada en el caso de la capital. Metrópolis, la ciudad de la opulencia, donde todo está bañado por el sol y que es perfecta en todos los aspectos, sería el escenario, con sus prestigiosos y altísimos rascacielos, de aquellas actividades, no siempre éticamente intachables, llevadas a cabo por hombres de poder que, con sus poderosas corporaciones, detrás de fachadas de cristal, aparentemente de gran transparencia y respetabilidad, pueden aniquilar a cualquiera. Ese tipo de criminalidad contra la que lucha Superman, que domina el área que se extiende de la calle 14 hacia arriba. En cambio, las calles mal iluminadas por la noche, dominadas por malhechores y delincuentes, serían los bajos fondos de Gotham, exagerados por la teatralidad de los tonos noir de la representación. Desde el principio, los dibujos al carboncillo en blanco y negro que volvieron a proponer los rascacielos cubiertos por sombras provocadas de noche por reflectores en la niebla, inspirados en las perspectivas icónicas y efectos emotivos estudiados por Hugh Ferriss, y más recientemente en la fantasía gótica del escenógrafo ganador del Óscar Anton Furst, colaborador de Tim Burton, son los elementos que contribuyen al ‘goth’ de la ciudad, “desde siempre encarnación de los miedos urbanos… lugar oscuro, lleno de vapor, ratones y criminalidad”. En Gotham City siempre es de noche y todo evoca ese miedo ancestral del hombre por la oscuridad que hace que cada paso siguiente sea tan difícil de planificar e inseguro.
Gotham City en 2012, en la obra a cuatro manos entre el escritor Chip Kidd y el artista David Taylor, se convierte en el escenario de un momento relevante de la historia estadounidense, que se refiere a la adopción, sobre las ruinas de un edificio considerado uno de los monumentos más valiosos de Manhattan, de una medida sorprendentemente radical en una década con poco respeto por el pasado. Se trata de la ley aprobada en 1965, por voluntad del movimiento conservacionista, que sensibilizó a la opinión pública y propició la creación de una comisión encargada de la protección de las obras dignas de ser preservadas. En una versión a lápiz de grafito en blanco y negro, donde el contraste se disuelve en una atmósfera gris dominante, vivificada por los reflejos directos e indirectos de los rayos de una intensa luz dorada o iluminada débil y fríamente por el lúgubre resplandor de las farolas de sodio, Gotham toma vida. Marco de un extraordinario boom inmobiliario, está asistiendo a múltiples planes de rehabilitación encomendados a prestigiosos arquitectos estrella internacionales, encargados de completar las nuevas propuestas, que proliferan por todas partes. ‘Batman: Death by Design’, centra su narración en una arquitectura encargada al narcisismo de figuras que, satisfaciendo su propia vanidad autorreferencial a través de sus obras, no respetan el carácter y la personalidad de un determinado tejido urbano. Se están haciendo planes para la demolición de la Estación Central de estilo Art Déco de Old Wayne, que será reemplazada por un proyecto que parece ser una réplica de la enorme caja torácica de una ballena. El autor de la reconstrucción del nudo ferroviario es el célebre Kem Roomhaus, alusión irónica y no velada al arquitecto holandés, pero con evidentes similitudes y referencias, además de la montura de las gafas, a Libeskind y Calatrava, en la personificación creada por la mano de Taylor. Bruce Wayne, como hijo del artífice de la estación, tendrá que ocuparse de la transformación aprobada por su propia empresa, pero a la que se oponen los ricos representantes de la alta sociedad, la bella conservacionista Cyndia Sil, a quien le gustaría que el magnífico edificio fuera restaurado.

En cambio, como su alter ego, Batman se enfrenta a una serie de accidentes que están ocurriendo y creando problemas en varias obras de construcción. El rico heredero de Wayne Enterprises y el héroe nocturno, en esta ocasión, tienen que luchar contra dos aspectos que se remontan al mismo problema: una estructura de la ciudad que se va desnaturalizando, perdiendo gradualmente la identidad y el sentido de pertenencia a una colectividad, a causa de “una intervención urbana monumental sin corazón, que da preferencia a edificios, concebidos para una especie de autoostentación y complacencia por parte de arquitectos famosos, a los que les encanta robar la escena y hacer alarde de sí mismos. El otro fenómeno consecuente se refiere a mal funcionamiento, explosiones y hundimientos por errores de diseño que están llevando al sector de la construcción a una grave crisis.
Entre las construcciones extrañas que están borrando la inconfundible unidad del lugar destaca “el club nocturno más glamoroso del mundo, ‘The Ceiling’”, una enorme plataforma de vidrio en voladizo, proyectada por Roomhaus, suspendida sobre el bullicioso tráfico de la ciudad. Espléndidamente reproducida, “en el cielo”, nos hace asistir a la velada de la inauguración,“, un verdadero espectáculo, en el que los clientes pueden sentirse como si estuvieran cenando y bailando suspendidos en el aire”. Según su diseñador, “un diseño esencial exasperado, que introduce una nueva escuela de arquitectura, el Minimaximalismo“.


En la novela gráfica, la condena de estos experimentos extremos, que juegan con un minimalismo empujado a efectos de máxima espectacularidad, es obra de una colaboración sinérgica entre la explícita denuncia visual y los densos comentarios irónicamente sarcásticos contenidos en los famosos ‘globos’. La historia se remonta al derribo de la Penn Station de Nueva York en 1963, mientras que la serie de desastres que ocurren aludirían a los hundimientos que ocurrieron en Manhattan en 2008. La Pennsylvania Station, diseñada por McKim, Mead y White en 1910, uno de los mayores ejemplos de arquitectura Beaux-Arts en los Estados Unidos, revive en la novela gráfica exactamente igual en el interior, pero con un exterior tomado de la iglesia metodista de Boston Avenue, en Tusla, Oklahoma, proyectada por Adah Robinson y Bruce Goff, que encaja perfectamente con el estilo gótico-déco de Gotham. Su destrucción, seguida de la construcción del Madison Square Garden, provocó movimientos orientados hacia la preservación histórica moderna. El caso fue extremadamente controvertido y despertó indignación a nivel internacional. “Uno entraba a la ciudad como un dios. Uno se escabulle dentro como un ratón”, escribió el historiador de arquitectura Vincent Scully sobre la transformación, y las críticas continuarán a lo largo de los años, casi unánimes, hasta hoy. “Un semisótano sin aire, con iluminación fluorescente, debajo del Madison Square Garden… simplemente horrible”, declarará Kidd en una entrevista. “Y casi como una broma cruel, cuando estás allí, tienen estas fotos, en las sucias paredes de baldosas, de la vieja Penn Station, este espacio grande y glorioso. Están colgadas de las paredes, prácticamente burlándose de ti, por lo bello que fue en su tiempo y lo asqueroso que es ahora".
 
El cómic ha ido ganando, poco a poco, el respeto debido, dejando ese ámbito de pura diversión al que estuvo relegado durante mucho tiempo, atribuyéndose un papel marginal a su narración. Su gran capacidad visionaria ha demostrado sobradamente, también en el caso en el que ha tenido influencias de la arquitectura, haber ido mucho más allá de la simple cita, introduciendo y utilizando los edificios como pretexto para un discurso sobre la ciudad y la sociedad. Sobre todo en aquellos países donde la libertad absoluta de expresión no es bien aceptada, como en Japón, que se preocupa mucho por la imagen que el mundo puede recibir del país y donde los manga demuestran su disidencia, conduciendo a sus lectores a lugares aparentemente tan lejanos en el espacio y el tiempo, pero que revelan rasgos muy similares a la contemporaneidad. Hay muchos diseñadores gráficos, y en número cada vez mayor, que, aceptando la lección revolucionaria de algunos arquitectos atrevidos del pasado, se dedican a crear representaciones de contextos urbanos imaginativos, tan detallados que resultan totalmente inmersivos por su hiperrealismo, ambientaciones precisas de un gusto extremadamente sofisticado, que también han sido escenario de célebres películas de ciencia ficción y juegos interactivos, pertenecientes al mundo de los videojuegos, y que han demostrado poder ser una verdadera fuente de inspiración para la relación interactiva que la arquitectura debe mantener con la sociedad.

Virginia Cucchi

Créditos


cover- Unsplash, Marjan Blan
01- Wayne Tower Center Sketch, Studies on the Tower  / Image WikiArchivi/CC
02- Frans Masreel, The City, Bookcover. / Image Bookcover 
03- Proposed Tower in Madison Square, Hugh Ferriss / Image WikiArchivi/PublicDomain 
04- Drawing Study, max massing 1916 zoning, Tower, Hugh Ferriss / Image WikiArchivi/PublicDomain 
05- Science Center, Hugh Ferriss / Image WikiArchivi/PublicDomain
06- New York, Daily News, Tower Sketch, 1930, Hugh Ferriss / Image WikiArchivi/PublicDomain
07- Little Nemo, Winsor McCay, sezione takes inspiration from the lnternational World Colombian Exhibition of 1893 / Image WikiArchivi/PublicDomain 
08- Perisphere Sphere at the International World Exhibition of 1939 / Image WIkiArchivi 
09-11- Anton Furst's Sketches for Batman, Gotham City / Images : All rights reserved to the author- Anton Furst 
12- Batman: Death by Design, Chip Kidd & Dave Taylor, Image Bookcover / DC comics 

×
×

Manténgase en contacto con los protagonistas de la arquitectura, Suscríbase al boletín de Floornature