Lorenzo Marini: “Mis letras liberadas (y pacíficas) conquistan Palazzo Olivetti”

Lo más divertido de Lorenzo Marini (una de las muchas cosas en realidad) es escucharlo mientras habla de su personalísima visión de las letras: “La P es mucho más nostálgica que la B, porque le falta algo: la P es una B con malinconía; para estar mejor se pone una muleta y se convierte en una R. La K es la mitad de una X, la U es un arco iris al revés. La O es una letra majestuosa, para los griegos en la antiguedad la O era símbolo asociado a la divinidad. La Z, si la tumbas se convierte en una N…” y sigue así, casi sin pararse a respirar. Es inevitable pensar en Bruno Munari o Gianni Rodari, o incluso en Fortunato Depero o el elegantísimo Erté (nombre de nacimiento Roman Petrovič Tyrtov), que a las letras y los números les dedicó series gráficas de un refinamiento insuperado. Lorenzo Marini ha elegido las letras y los números para plasmar su arte, del que surge el Manifiesto de la liberacion de las letras de 2017 y una larga serie de obras e instalaciones en las que los simbolos graficos que identificamos con sonidos o con conceptos numericos se transforman en entidades libres rebosantes de color, formas e ideas.

Tras completar los estudios de arquitectura Lorenzo Marini alcanzó el éxito con su actividad como creativo publicitario fundando la agencia que lleva su nombre, y con la que ha firmado campañas que han recopilado numerosos premios en Europa y EE.UU. Paralelamente, Marini ha cultivado una actividad como artista ecléctico que se reconoce en varios medios de expresión, como la instalación. Y con una instalación tridimensional e inmersiva empieza el recorrido de la visita a la exposición Olivettype, comisariada por Luca Beatrice y que se puede visitar hasta el 5 de junio en Ivrea. El lugar es el edificio que Adriano Olivetti, en un momento de expansión, quiso erigir en via Jervis a principios de los años 60 del siglo XX para instalar en él las oficinas y la dirección de la empresa, con proyecto de Annibale Fiocchi, Gian Antonio Bernasconi y Marcello Nizzoli. Actualmente el complejo forma parte del patrimonio Unesco, y se caracteriza por una gran escalinata central y por los muros exteriores constituidos casi totalmente por ventanales.

A estos espacios Lorenzo Marini se ha enfrentado en actitud de escucha, para luego hacer brotar un diálogo: “En la universidad se estudiaba a Adriano Olivetti, uno de los grandes artifices de la armonía, del capitalismo humano”, afirma; “ya entonces habia intuido el valor de lo que hoy llamamos contaminación: los escritores junto a los obreros, los poetas junto a los mecánicos y a los ingenieros. Aunaba el saber hacer con el saber pensar, como una especie de Lorenzo el Magnifico de su época. Acepté de mil amores instalar mis obras en este contexto, sobre las huellas de ese espíritu. Prefiero que mi trabajo de artista salga de los lugares dedicados al arte para explorar nuevas vías.”

Y así, en el gran vestíbulo de entrada en el centro del edificio, sobre el que se despliega una escalera hexagonal que parece salida de una incisión de Maurits Cornelius Escher, nos encontramos con un teclado compuesto por grandes cubos de color con los signos del alfabeto transformados en imágenes narrativas, evocadoras y en ocasiones en disparates provocadores: “Nada más entrar hay que pasar por la instalación, titulada WriteType, que ya existía pero que parecía creada precisamente para este espacio”, explica Lorenzo Marini; “el visitante debe imaginarse como un liliputiense que pasa entre un teclado desestructurado. No debe leer las letras, sino observarlas como sujetos despojados del significado al que se asocian. Para favorecer la sugestión sensorial a 360°, en el aire se difunden los sonidos típicos al teclear sobre la máquina de escribir, el timbre que anuncia el final de la linea y el giro del rodillo, como sucedía cuando se escribia con las antiguas máquinas.”

En las distintas plantas se admiran las 36 obras, de las que buena parte no habian sido expuestas antes, como las letras de la serie BodyType. Con ellas, evocando a Erté, Marini compone las letras superponiendo fotografías de cuerpos humanos a signos digitales y pictóricos. O TypeZero y TypeOne, dos obras dedicadas al cero y al uno, simbolos de lo absoluto y de la nada, protagonistas del código binario y piezas básicas del mundo digital en el que estamos sumergidos. “El cero y el uno representan la ausencia y la presencia”, concluye el artista, “TypeZero está compuesto por cien puntos conectados como células cerebrales, mientras que TypeOne es un código de barras que crece. Pero el mío es un código arcoiris, repleto de color”. Y así lo que representaba una diferencia, cambia de perspectiva, invierte los esquemas. A Adriano Olivetti le habría gustado.

La exposición Olivettype ha sido realizada por ICO Valley con el patrocinio de la Ciudad de Ivrea, de la Fondazione Adriano Olivetti, de la Associazione Archivio Storico Olivetti y con el apoyo de Prelios SGR. Abierta los fines de semana hasta el 5 de junio en Palazzo Uffici 1, Via Jervis 77, Ivrea.

(Antonella Galli)

Captions
01 Portrait of Lorenzo Marini
02-09 Ivrea, Olivettype exhibition by Lorenzo Marini, Palazzo Uffici Olivetti (Olivetti office building)
10 Lorenzo Marini, Bodytype D, 100x100cm media mix on canvas, 2022
11 Lorenzo Marini, Typevisual O, 180x180cm media mix on canvas, 2018
12 Lorenzo Marini, Typevisual T, 180x180cm media mix on canvas, 2018
13 Lorenzo Marini TypeOne, 150x150cm media mix on canvas, 2022
14 Lorenzo Marini, TypeZero, 150x150cm mixed media on canvas, 2022
Credits: 01 and 10-14, courtesy of the artist

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