16-05-2018

Garrigues Maurer: nuevo crematorio del cementerio de Hörnli, Basilea

Architekturbüro Garrigues Maurer GmbH,

Rasmus Norlander,

Basilea,

Crematori, Iglesias y cementerios,

El proyecto de Bernhard Maurer y Frederic Garrigues se adjudicó el concurso para realizar el nuevo crematorio en el cementerio de Hörnli. Una geometría rigurosa esculpida en hormigón y decorada con ladrillos que se introduce con coherencia en el contexto del cementerio más grande de Suiza.



Garrigues Maurer: nuevo crematorio del cementerio de Hörnli, Basilea
Los arquitectos Bernhard Maurer y Frederic Garrigues fundaron su estudio precisamente al ganar el concurso para realizar el nuevo crematorio del cementerio de Hörnli, en Basilea, en el año 2012. Dividiéndose entre París y Zúrich, actualmente están ultimando un segundo proyecto que también se adjudicaron mediante concurso, el del complejo escolar de Romanshorm. 
Proyectar un nuevo edificio para el cementerio de Hörnli en Basilea significa contribuir a un monumento reconocido por la población suiza, no solo porque es el cementerio principal de la ciudad, sino sobre todo porque es el más grande y el más conocido del país. 
El proyecto general para un cementerio central en Basilea se remonta al 1919 en que fue aprobado por el Gran Consejo, es decir, los parlamentos de los 26 cantones suizos. Fue construido entre 1926 y 1932 por el equipo de arquitectos Bräuning, Burckhardt, Klingenfuss, Leu y Suter, y está ubicado en el barrio de Riehen a las afueras de la ciudad, en la falda de la montaña. Tiene aproximadamente 40.000 entre tumbas, nichos y panteones. Las 50 hectáreas de terreno sobre las que se distribuye se presentan como un gran parque ajardinado. El proyecto contemplaba que la vegetación se retirase para dejar algo de sitio a los nichos y no al revés. Al estar situado en la colina de Hörnli también fue pensado para que desde él se pudiera disfrutar de una hermosa vista de Basilea. Además los visitantes pueden acceder al museo en el que se expone una colección de importantes objetos de la cultura funeraria de la tradición suiza.
Este lugar que nace dedicado a la devoción, al recogimiento y al silencio, pero también como microcosmos suspendido entre artificio y naturaleza, es un monumento al pasado, el pasado del hombre y el pasado histórico que se procura mantener desesperadamente en el presente conservándolo a través del monumento. Los arquitectos Bernhard Maurer y Frederic Garrigues fueron convocados para proyectar el nuevo crematorio justo en el centro del recinto del cementerio, cerca de la escalinata monumental que se encuentra en el eje principal de la zona. Han cumplido su tarea aplicando una delicadeza extrema a la hora de determinar el diseño y las proporciones volumétricas del conjunto.
Su análisis se basó en el orden geométrico superior que marcó el trazado clasicista del cementerio, ofreciendo una primera interpretación racional de la relación entre la vida y la muerte. Y el nuevo crematorio sigue esta misma línea, añadiendo una pieza más a la experiencia de la muerte, cuya lectura colectiva resulta inmediata, pudiendo ser compartida por muchas religiones y a todos los niveles sociales.
Avanzando por la avenida principal el edificio se presenta como un volumen independiente, aunque dialoga perfectamente con la capilla fúnebre existente. Por un gran portal se accede a un nuevo patio interior que constituye un espacio de mediación entre las estructuras que ya existían y las nuevas. A continuación se entra en un patio cerrado que proporciona un espacio íntimo semipúblico, al que pueden acceder solo los participantes al rito, y que permite afrontar lentamente el acto final. La secuencia de espacios termina en la sala de cremación, cuyo volumen se desarrolla en altura, con una gran cristalera que se abre hacia el cielo. Apartada en un lateral se encuentra la escueta torre de la chimenea en forma de prisma.
Los materiales fueron elegidos con la intención de crear un fuerte contraste entre la estructura y la piel del edificio. El hormigón como materia estructural es el material de la solidez, sirve para crear confines y está anclado en tierra. En cambio, el ladrillo se eligió como elemento que aporta ligereza, transparencia y como tal está tratado no como pared o divisorio, sino como sistema de paso, como instrumento para mirar más allá. De hecho son muchas las paredes perforadas de ladrillo que ofrecen perspectivas más alejadas de la circunstancia, como queriendo simbolizando otro lugar donde el dolor tiene fin. La luz y el aire acompañan en esta experiencia y entran a impregnar los espacios en la mediación que lleva a cabo el ladrillo.

Mara Corradi

ARCHITECTS: Architekturbüro Garrigues Maurer GmbH, Zürich
COLLABORATORS: Bernhard Maurer, Frédéric Garrigues, Eleonora Bassi
CLIENT: Immobilien Basel Stadt
LOCATION: Hörnliallee 70, 4125 Riehen (Basel) – Switzerland
STRUCTURAL ENGINEER: Bollinger und Grohmann GmbH, Frankfurt am Main
LANDSCAPE ARCHITECT: August + Margrith Künzel Landschaftsarchitekten AG, Binningen
BUILDING SURFACE: 1800 mq
COMPETITION (YEAR): 2012
START of work: 2015
COMPLETION: 2017
PHOTOGRAPHS: © Rasmus Norlander
bmea.ch

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